¡Preña a mamá, hijo, preña a mamá!
Fecha: 09/01/2025,
Categorías:
Incesto
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
... idea de que nos viera alguien.
-¿Así se llama la morena? ¿Tú te piensas que me chupo el dedo? Tu habitación también da a la calle.
Ricardo comenzó a confesarse.
-Es que a veces..., mejor no lo digo.
-¡¿A veces, qué?!
-Si te lo digo, te vas a enfadar.
-Enfadar me voy a enfadar si no me lo dices. ¿A veces, qué?
-A veces imagino las cosas que haces tú sola en la cama y me pongo malo. Por eso hacerlo en ella tuvo mucho morbo.
Rebeca sabía de sobras lo que su hijo creía que hacía en su cama, pero quiso oírlo de sus labios.
-¿Y qué cosas crees que hago yo sola en mi cama?
-No me haga decir eso, mamá.
Tuvo que decirlo ella.
-¿Piensas que me masturbo?
-Tú lo has dicho.
También creía saber la respuesta, pero le preguntó:
-¿Y se puede saber que haces imaginando que me estoy masturbando?
Rebeca sonrió y Ricardo se confió.
-Imagino que te retiro los dedos y que te la como, que tú...
La sonrisa de Rebeca desapareció y en su lugar apareció una cara tan seria que metía miedo.
-¡¿Eres consciente de lo que me acabas de decir?!
-Sí.
-¡He criado a un monstruo! ¡¡Quítateme de delante!!
Ricardo se fue para su habitación. Llamaron a la puerta y cómo no tenían muchacha, Rebeca, fue a abrir. En la puerta estaba Caridad.
-¡¿Tú otra vez?!
-Sí, se me cayó un pendiente.
Le miró para la oreja y vio que llevaba un pendiente de plástico
-¡¿Y vuelves por un pendiente que no vale un euro?!
-Sí, tú tendrás muchos y buenos, pero ...
... yo solo tengo estos.
Se apartó de la puerta y la dejó entrar. Yendo detrás de ella y mirándole para el culo, le preguntó:
-¿Tan mal te va la vida?
-Sí, me va muy mal.
-Vamos a la sala. A ver que sabes hacer...
-¿Y mi pendiente?
-Tiempo tendrás para buscarlo.
La voz de Caridad expresaba alegría cuando le preguntó:
-¡¿Me va a dar el trabajo, señora?!
-Ya veremos que sabes hacer.
Caridad le dio un beso en la mejilla, luego se disculpó.
-Perdone, fue la excitación de saber que puedo tener un trabajo.
-No pasa nada, fue solo un beso en la mejilla.
Caridad tanteó el terreno.
-¿Y si hubiera sido en los labios?
Le respondió con otra pregunta.
-¿También te gustan las mujeres, Caridad?
-En la cama no hay ternura cómo la de una mujer.
-Tus apetencias sexuales me son indiferentes, lo importante es que seas eficiente. ¡Ah!, y de mi hijo, olvídate.
-Olvidado, tiene mi palabra.
-¿Cuándo puedes empezar?
-Ahora mismo.
-Ven que te voy a enseñar tu cuarto.
Rebeca se desmadra
Esa noche Rebeca estaba echada sobre la cama, a oscuras y solo con las bragas puestas. Su mano izquierda magreó su teta izquierda y después la derecha. Su mano derecha se metió dentro de sus bragas, metió el dedo medio dentro de su vagina y pensó que su difunto marido le estaba comiendo el coño. Al dedo lo acompañó otro. En su pensamiento era ahora Caridad la que le comía el coño, después a los dos dedos los acompañó otro y ya era su hijo quien le comía ...