1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (18)


    Fecha: 09/01/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mariana, no te imaginas cuánto. Prometí a Rodrigo y a Kayra escucharte y es lo que intento hacer. No es fácil para mí y comprendo que para ti debe ser vergonzoso. Sigue hablando y terminemos con esto. —Me dice Camilo sin apartarse, dejando que sin hablarle, lo invite a sentarse nuevamente y yo me acomodo en la mía para continuar con lo que me falta por contarle.
    
    Y soy yo quien ahora llena las dos copitas con el ron y el vaso de cartón con lo que nos queda de Coca-Cola. Un cigarrillo para mí, otra calada para él. Fuego para el mío suministrado por su encendedor.
    
    —Pensé que diría que no, que yo estaba loca si creía que él se atrevería a chuparme la vagina. Pero silenciosamente se apartó hacia atrás un paso y dejé que sus manos se apoyaran respetuosamente en mi cintura. Resopló y agachó la cabeza intentando observar en medio de la oscuridad, cómo lentamente mis dedos desabotonaban el short.
    
    —Cielo, te juro que lo hice pues no creía que él se atreviera, ya que si tanto alardeó de que nunca lo hizo con ninguna de sus conquistas, pensé que así el desistiría y me dejaría en paz. Que equivocada estaba, José Ignacio había perdido una batalla conmigo y por eso precisamente, deseaba continuar guerreando ...
    ... contra mi propuesta e intentando mantener intacto su orgullo.
    
    —Separé hacia los lados cada extremo, los tres botones dorados hacia la izquierda, las alargadas aberturas de los ojales hacia la derecha. Dudé esperando su reacción y crucé sobre mi pecho los brazos. ¿Y sabes Camilo? Él se arrodilló, lo hizo hincando solo la rodilla derecha sobre la baldosa de cerámica y pude sentir el lento recorrido del tacto de sus manos por mi silueta, bajando por los costados hasta mis caderas. Luego dobló sus pulgares, enganchándolos dentro los bolsillos, jalando hacia abajo mi short, con algo de esfuerzo para evadir la amplitud de mis caderas y la redondez de las nalgas.
    
    —Sí cielo, lo hizo sorprendiéndome y así me quedé de pie ante él inmóvil, exponiendo a media luz mi desnudez al escrutinio de sus ojos, de cintura para abajo.
    
    — ¡Jueputa vida! Creo que me urge otro trago y esta vez sin rebajarlo con nada. Puro y duro como lo que me acabas de confesar ¡Tú necesitas otro! ¿O me equivoco? —Expresivo y grosero como casi nunca lo había escuchado hablar, me pregunta mi esposo sin levantar demasiado el tono de su voz, y yo asintiendo simplemente atino a desplazar la copa hacia su lado, sintiéndome muy avergonzada. 
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