1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (18)


    Fecha: 09/01/2025, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... disimuladas ganas de experimentar, disfrutar y perder conmigo algo de su ingenuidad y extraña inocencia. Sentí la urgente necesidad de lucirme ante el idiota de José Ignacio, así que la miré con deseo y ella lo comprendió.
    
    —Ladeé mi cabeza, solo un poco, y su mano zurda alcanzó a rozar mi mejilla pero continuó su recorrido para cumplir con su cometido de retirar mis cabellos, pasándomelo por detrás de la oreja, causándome un inusitado escalofrió. Sin dejar de observar cómo se encontraban de carnosos y deseables sus labios, acaricié con suavidad su mejilla derecha, sensualmente arañándola con la punta de mis uñas, provocando que K-Mena se mordiera el labio inferior al sentir como yo, poco a poco acercaba mis dedos a su boca.
    
    —Dibujé el contorno de su labio superior con la yema de mi pulgar y ella sin dejar de acariciar con ternura mi oreja, entreabrió su boca y aproveché para introducirlo escasamente, –apenas apoyando un tercio sobre sus dientes– hasta sentir la humedad de su lengua. Duró un segundo o dos, y lo retiré. Pero aquella lengua salió de su húmedo escondite buscando con ansías humectarlo más y, sin embargo inconvenientemente para sus intenciones, se encontró con mi dedo índice y la decisión de apoyarlo sobre la abertura de su boca, para acallar los suspiros que ya se le escapaban de su garganta.
    
    — ¿Nos queda ron todavía? —Le preguntó a Camilo de improviso. Se detiene para destapar la botella y me planto en frente de él para recibírsela. No es que tenga ...
    ... demasiada sed. ¡Es que yo necesito calmar los nervios!
    
    — ¡Queda muy poco! —Me responde y me la entrega. Pensando en él, un sorbito apenas doy para dejarle algo. ¡Para ahora o para más tarde!, le digo y se la devuelvo. Lo medita pero no bebe, y le enrosca de nuevo la tapa.
    
    —Me sorprendió con aquel gesto y ella aprovechó para chuparlo adelantando su rostro, –sin dejar de mirarle a los ojos prosigo relatándole.– aprisionándolo dentro de su boca, rodeándolo con su lengua, ensalivándomelo y de pasó, haciéndome sentir cositas raras en el estómago y sí, pequeños picores en mi cuquita. Mientras ella se entretenía succionando mi dedo, rápidamente eché una ojeada hacia nuestra mesa. Diana y Carlos se sonreían expectantes y él, bebiendo un trago de su cerveza nos miraba muy tranquilo, por encima del borde del vaso.
    
    —Me fijé a la distancia en lo que hacía Eduardo y lo vi, distraído charlando con el administrador y otro señor que no se me hizo conocido. Posiblemente algún otro huésped del hotel. Y me tranquilicé. —Más no así le sucede a mi esposo, pues levanta su mano izquierda para retirarse la gorra. Sistemáticamente se rasca la coronilla y la nuca, para volver a colocársela, esta vez con la visera para el frente.
    
    Un grupo de chicas y muchachos, –con latas de cerveza en sus manos– pasan corriendo muy cerca de nosotros, tanto que alcanzan a empujarme contra el pecho de Camilo. Sus brazos me reciben, me rodean y como siempre, me protegen. Puedo aspirar el aroma a colonia que expele ...
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