1. Recuperando el tiempo perdido


    Fecha: 13/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    El móvil vibró sobre la mesita. Reme lo ignoró y siguió intentando alojar los veintiún centímetros de carne en sus fauces, de tal modo que su boca iba segregando babas sistemáticamente al querer acaparar la magnitud del chaval. Una cosa era pretenderlo, y la otra lograrlo, y estaba claro que, por mucho empeño que pusiera, era una proeza impracticable, con lo cual, tras el infructuoso esfuerzo decidió relajar sus mandíbulas y seguir lengüeteando la cabeza morada. Minutos después, un potente y sonoro chorro de leche explosionó en sus labios. Reme abrió la boca y le aplicó enérgicos meneos al cipote hasta que el joven vació sus reservas, después lo miró a los ojos, cerró la boca y se tragó su esencia. El muchacho, con la cara descompuesta por el placer articuló una gozosa sonrisa.
    
    —Menuda mamada, Reme, —manifestó, mientras recuperaba el resuello.
    
    Ella lo tomó como un cumplido, pues el hecho de complacer al yogurín le congratulaba, sin mencionar el placer que el joven le dispensaba cada lunes, después de dejar a sus dos nietos en el colegio. Era una rutina que venía ya cumpliendo rigurosamente durante dos meses y no se la saltaba aunque lloviera, nevara o cayeran chuzos de punta. Con sesenta años era el mejor sexo del que había disfrutado jamás. Ni siquiera el de sus años mozos podía comparársele. Una adolescencia marcada por convicciones de unos padres demasiado conservadores, un noviazgo reducido a poco más que besos y alguna que otra caricia más allá de lo permitido, y ...
    ... por último, un marido moralista y sobradamente convencional, fueron excesivas trabas para poder explayarse en el disfrute durante años.
    
    Diego era uno de los dos inquilinos del piso de abajo. Lo compartía con otro compañero de facultad para que el alquiler resultase más asequible a los padres. Paralelamente, ejercía de vivienda, lugar de estudio, punto de encuentro y picadero, de tal modo que cada lunes se saltaba unas clases que no le interesaban y atendía a la casera que le exprimía la leche como ninguna niñata con las que follaba. Su morfología distaba mucho de la de una top model, ahora bien, sus abundantes carnes todavía conservaban las sugerentes curvas como para que Diego se deleitara con su culazo y dos joyas dignas de una corona.
    
    El compañero de Diego estaba en la facultad a esas horas, y el marido de Reme salía de buena mañana con el camión de reparto para regresar por la tarde, en tanto que ella acompañaba a los nietos al colegio, disponiendo del resto de la mañana para deleitarse con el joven que la encumbraba a las más altas cimas del deleite, y después de más de dos horas del mejor sexo, subía a su piso, cogía sus cosas y regresaba con la sonrisa puesta a recoger a los niños, esperando anhelante la siguiente semana.
    
    Reme se incorporó, cruzó la pierna por encima de Diego y lo montó, a continuación se apoderó del miembro morcillón, le dio unos meneos para endurecerlo y se lo introdujo con cierta dificultad, dada su flacidez. Sin soltarlo de la base inició ...
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