1. Mi marido no me satisface


    Fecha: 13/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Orpherius, Fuente: CuentoRelatos

    ... locos.
    
    Pero no teníamos mucho tiempo. Ella tuvo que irse en seguida, así que los dos nos despedimos con un calentón de campeonato. Eso sí: el veredicto era de 12 votos a favor y ninguno en contra. Por ambas partes.
    
    Días después, volvimos a entrar al chat.
    
    BradPitt:
    
    ¿Y tu… novio? ¿De viaje?
    
    Tere:
    
    No, en el salón, viendo el fútbol.
    
    BradPitt:
    
    No me jodas.
    
    Tere:
    
    No te jodo… Bueno, sí te jodo, ja, ja, ja. Pero es verdad, está en el salón.
    
    BradPitt:
    
    Anda, ¿él sabe que chateas?
    
    Tere:
    
    Sí. Ningún problema.
    
    BradPitt:
    
    Ah… pues muy bien.
    
    Tere:
    
    Oye, tengo que decirte una cosa.
    
    BradPitt:
    
    Suéltalo.
    
    Tere:
    
    No es mi pareja. Estoy casada.
    
    BradPitt:
    
    …
    
    Tere:
    
    ¿Oye?
    
    BradPitt:
    
    ¿Casada?
    
    Tere:
    
    Sí. ¿Te preocupa?
    
    BradPitt:
    
    Bueno… No mucho. No sé… Supongo que no.
    
    Tere:
    
    Pues hay más.
    
    BradPitt:
    
    ¿Más?
    
    Tere:
    
    Sí, tengo tres hijos.
    
    BradPitt:
    
    Venga, tía, no vaciles.
    
    Tere:
    
    No vacilo. Pero quiero que quedemos, me encantó lo que sucedió el otro día. Quiero follar contigo.
    
    BradPitt:
    
    Joder...
    
    Tere:
    
    ¿Tú no?
    
    BradPitt:
    
    Yo… Sí, también. Claro que sí. Me pusiste como una moto, me encantó ver cómo disfrutabas.
    
    Tere:
    
    Me alegro. Pero pensé que tenía que contarte esto. No voy de lista, ¿sabes?
    
    BradPitt:
    
    Entiendo… Pues, es un detalle por tu parte. Pero… Tere, tía… ¿cómo te las vas a arreglar?
    
    Tere:
    
    No te preocupes, tú déjame a mí. ¿Este viernes te vendría ...
    ... bien? ¿Sobre las 11:30 de la noche?
    
    Dicho y hecho. Esta vez, se había arreglado algo más para la cita: se había puesto carmín, algo de sombra de ojos, una falda corta vaquera, una camiseta blanca de algodón algo ajustada, sandalias abiertas…
    
    ―Me imagino que está de viaje, ¿no? ―le digo nada más verla llegar, refiriéndome a su esposo.
    
    ―Claro.
    
    ―¿Lanzarote? ―le digo con una sonrisilla.
    
    ―No, Fuerteventura. Y los niños, dormiditos.
    
    ―Estás como una cabra. ¿Y si alguno te necesita? ―le pregunto.
    
    ―Que no pasa nada, tío, tienen mi móvil. A veces tengo migraña y voy al centro de salud de madrugada. No es tan raro.
    
    ―Nada, lo que tú digas ―le digo yo, asombradito de ver cómo se maneja.
    
    Nos volvimos a encender de inmediato. Estábamos de pie, allí en el salón, mirándonos como dos jovencillos, riéndonos y tocándonos con curiosidad, y en cuestión de minutos estábamos quitándonos la ropa, esparciéndola con descuido por el suelo. Nos besábamos con cierta desesperación, nos palpábamos el cuerpo, nos buscábamos el sexo. Íbamos dando pequeños pasos hacia el tresillo, sin despegarnos.
    
    Apenas éramos conscientes de lo que hacíamos. Enseguida ella se encontró echada sobre el sofá, boca arriba, con la cabeza sobre el apoyabrazos, abierta de piernas y con mi pene en la boca. Me hacía disfrutar mientras yo la masturbaba con la mano. Gemidos, respiraciones agitadas, sonido de succiones, chasquidos de saliva y piel... El salón se llenó enseguida con nuestros olores ...
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