Una noche extraordinaria con un amigo de confianza
Fecha: 15/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Alfredo sospechaba que algo raro estaba tramando aquel hombrezuelo de rasgos atrayentes.
—Oye, no esperarás que yo te haga lo mismo ¿cierto?
—Eso sería mucho pedir —le dijo. No quería que pensara que lo estaba extorsionando para que luego le hiciera lo mismo—. Aunque pensándolo bien, me vendría bien una buena cogida. Hace una semana que no me masturbo con ninguno de mis juguetes. Mi novio todavía no ha vuelto de su último viaje. Estoy más caliente que nunca.
—Se nota.
Dada la excitación constante y la acuciante vehemencia, Tomás se puso en cuclillas, le desabrochó el cinturón, le bajó el pantalón y el calzón, y colocó la verga en su boca. La saboreó para ver qué tan sabrosa era. Hacerle garganta profunda puso a cincuenta grados a Alfredo, quien no tenía palabras para expresar lo que sentía. Uno de sus mejores amigos estaba dándole algo que siempre había querido sentir, sólo que él quería que fuera de parte de una mujer.
Tomás le chupaba la pija a su novio todos los fines de semana, sin excepción alguna. Como se había quedado solo por una cuestión de viajes de negocios, omitió la escena erótica que tanto disfrutaba con él. Tragarse el semen de su pareja era algo normal para él, pero no lo hacía con extraños, de modo que no permitía que otro hombre hiciese lo mismo. Debía haber mucha confianza de por medio para que él hiciese eso.
Alfredo sentía que el momento más crítico llegaría en cualquier momento, presentía que la corrida sería exquisita como lo ...
... había soñado desde joven. La forma en la que Tomás se la chupaba no se comparaba con nada que había sentido antes, ni las vaginas artificiales ni los anillos vibradores le generaban tanta delectación carnal como esa riquísima felación.
Antes de que saliese la leche, Tomás se hizo a un lado, se puso de pie, tomó un condón de su pantalón y una botellita de lubricante que llevaba en el bolsillo izquierdo a fin de pasar a la siguiente etapa. Con rapidez y sin dar vueltas, quitó el envoltorio plástico, puso el condón sobre la verga ensalivada, le untó el fluido transparente encima y alrededor, se desabrochó el cinturón, se bajó el pantalón y el calzón hasta los tobillos, puso las manos sobre el árbol e inclinó el tren superior hacia adelante, levantando la cadera.
—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —Alfredo le preguntó, viendo que él no daría brazo a torcer por más que le pidiese que desistiera.
—Te recuerdo que tú fuiste el que me provocó, ahora haz lo que tu mente te pida.
—¿Piensas contárselo a alguien?
—No. Nadie lo creerá de todas formas.
—¿No te preocupa serle infiel a tu novio?
—Somos hombres, la infidelidad es parte de nosotros. Además, él ni siquiera es celoso.
—Ten en cuenta que yo no tengo experiencia en esto.
—¡Descuida! Es mucho más fácil de lo que crees —le dijo para calmarlo—. Hazlo con cariño, no te apresures —le aconsejó—. Mientras más rápido empujes, más pronto acabarás. Tenemos tiempo de sobra así que no desaprovechemos la ...