1. Renacer en el parking


    Fecha: 20/01/2025, Categorías: Hetero Autor: dlacarne, Fuente: CuentoRelatos

    (...)
    
    Esperaba nervioso dando vueltas de aquí para allá. Había ido tres veces al parking junto a la casa de Enma para comprobar si la moto estaba bien aparcada o yo que sé qué. No era tarde, solo que los segundos se me hacían eternidades. Iba a encenderme un cigarro, pero el simple tacto de la cajetilla me produjo arcadas. El tufo terrible de la reciente juerga me golpeó las narices, a pesar de estar recién duchado. El olor de la decadencia es difícil de quitar.
    
    Era imposible quitarme a Diane de la cabeza. Me cuestionaba sin cesar las decisiones tomadas y era imposible pensar en otra cosa, ni un solo segundo. ¿Me equivoqué al dejarla? ¿Propicié yo la ruptura? ¿No me porté bien con ella? ¡Maldita sea mi mente!
    
    Harto de dar vueltas al borde del ataque de nervios, me apoyé en la pared y no pude vencer la tentación de sacar el móvil para ver las redes de Diane. Ni una sola actualización desde que lo dejamos. Me puse a ver fotos antiguas y casi rompo a llorar viéndonos juntos. Volví al inicio, actualicé la página principal, una y otra vez, sin cambios, evidentemente. Era como si buscara una respuesta, como si pudiera decirme algo desde donde estuviera.
    
    Escuché una puerta cerrarse y conseguí dejar de hacer el tonto con el móvil. Era Enma saliendo de su portal, caminando contenta hacia mí. Llevaba un vestido de verano negro, gris y rojo. Con solo su alegre caminar, los flecos bailaban sugerentes y sus pechos trotaban bajo el escote, sujetados por finos tirantes. Las ...
    ... curvas de esta mujer eran increíbles.
    
    -¡Hola! ¿Qué tal? - saludó con entusiasmo.
    
    -Bueno, aquí vamos – no pude compartir su actitud.
    
    -Jack... ¿estás bien? - Enma se apiadó de mí poniendo cara de circunstancias y acariciándome el brazo.
    
    -No, bueno, sí... quizás. Me duele la cabeza, no sé si de la tormenta de pensamientos o de la resaca.
    
    -¿Resaca? ¡Que estamos a martes, Jack! – se reía mientras me regañaba.
    
    -El día que nos encontramos, cuando pasó lo de... Diane, también fue entre semana. No estás en posición de decirme nada – traté de reírme, sin mucho éxito, para que se notara que hablaba con ironía.
    
    - Ya, ya, jajaja. Es que me volvía loca por salir y no me aguantaba al fin de semana. ¿Con quién saliste?
    
    -Solo. Bueno, sí, solo, pero acabé haciéndome amigo de todo el bar.
    
    -¡Qué valor! Bueno, ¿qué? Te iba a decir de tomarnos algo pero, a lo mejor no te apetece después de lo que me cuentas.
    
    -No, por Dios. Alcohol hoy no. Vamos a darnos un paseo que me dé el aire un poco.
    
    Nos pasamos casi dos horas dando vueltas sin rumbo. Evité el tema Diane, pero la mente se me iba y mi rostro lo reflejaba. Todo el camino estuvo lleno de abrazos y gestos de cariño por parte de Enma. Al principio me costaba horrores responder a ellos, como si me hubieran arrancado el alma y un puñal me atravesara el pecho; pero, en cuanto decidí reconciliarme con la vida y devolverle el abrazo, sentí una ligera calidez reconfortante. Fue como soltar lastre, como cuando rompes a llorar ...
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