Renacer en el parking
Fecha: 20/01/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dlacarne, Fuente: CuentoRelatos
... el cuerpo solo con sus caderas. Deslicé inseguro mis manos hacia arriba y abajo con muy poquito margen. Ella sacó sus manos de mi camiseta y me agarró de la cabeza para clavarme la lengua hasta la garganta. La inseguridad de mis manos desapareció y bordearon su cintura para bajar hasta su culo. “¡Dios! ¡Dios! ¿Qué maravilla era esa?” Me tembló el cuerpo con solo su tacto. Grande, respingón, blandito... Lo apreté, me regodeé con él. En ese momento (y aún ahora) estaba seguro de que no había mejor culo en el mundo.
Los labios de Enma se separaron. Tenía cara de mala, sonrisa pícara. Apretó sus brazos, resaltando aún más su escote. “¿Pero esta mujer es real?” me pregunté sin soltar su culo. Volvió a besarme, esta vez con más fuerza, empujándome contra la pared. No tardó ni un segundo en meter la mano bajo mis calzoncillos, buscando con habilidad y sin dilación mi polla. Me di cuenta de que ya estaba terriblemente empalmado en el momento que su mano hizo contacto. Ella, al notarlo, se vino aún más arriba.
Seguíamos en plena calle. La entrada al parking estaba a dos metros, pero nosotros estábamos en plena acera, con los coches pasando por nuestro lado, a expensas de cruzarnos con cualquier vecino. Pero le importaba una mierda, ella continuaba como si estuviéramos en su casa. Yo disfrutaba el momento, pero no podía parar de mirar de reojo por todas partes. Comenzó a pajearme, sacando casi por completo mi polla del pantalón. De nuevo sentí un impulsó que me hizo meter la ...
... mano por debajo de su vestido de verano y seguir disfrutando de su culo en un nivel superior; solté un gemido al notar su carne desnuda, solo tapada por un pequeño tanga, ella respondió con un mordisco en mi cuello.
Se levantó el vestido por delante y restregó mi polla contra su tanga, en el lugar donde debería de estar el clítoris. Gemía muy despacito y en voz baja, con la boca bien abierta. Estaba a punto de bajarse las bragas cuando vi acercarse a una pareja por nuestra acera.
-¡Cuidado, viene gente! - la alerté.
Se bajó el vestido rápido y me abrazó, evitando (o tratando de evitar) que se me viera la polla por fuera. Yo creo que se dieron cuenta. Observamos como se alejaban y, cuando los perdimos de vista, Enma me cogió del brazo y me metió corriendo en el parking. Allí dentro continuamos dando rienda suelta a nuestra pasión, pensando que estábamos más escondidos aunque se escucharan coches entrar y salir todo el rato.
Me adelanté a sus movimientos y, antes de que me agarrara la polla de nuevo, le devolví el mordisco en el cuello y le metí la mano en su tanga, comenzando a manosear su coño chorreante. Enma fue presa de un escalofrío y no pudo más que retorcerse. Cuando consiguió reaccionar, buscó rápido en su bolso y sacó un condón. Me hizo parar, poniéndose seria, y me llevó hasta una columna entre coches. Abrió ansiosa el envoltorio y me lo dio para que me lo pusiera. Traté de llevar a cabo mi tarea lo más rápido posible, pese a la distracción de verla bajarse ...