1. Renacer en el parking


    Fecha: 20/01/2025, Categorías: Hetero Autor: dlacarne, Fuente: CuentoRelatos

    ... las bragas. Solo sacó una pierna, no había tiempo para más, y se dejó el tanga enrollado en el muslo izquierdo. Viendo que el condón ya estaba puesto, se levantó el vestido y me hizo ponerme de cuclillas, contra la columna.
    
    Se sentó sobre mí, recayendo todo el peso de su glorioso culo sobre mis piernas. Mi polla entró como un guante en su coño, casi sin dirigirla; sorprendentemente bien para no haberlo hecho en cinco años con alguien que no fuera Diane. Era ella quien marcaba el ritmo y tenía toda la responsabilidad de movimiento; en mi posición no podía más que soportar el peso del galope y disfrutar del espectáculo con el tacto y la vista.
    
    Al principio fue lentito, subiendo muy, muy progresivamente. Ni siquiera trotaba, solo bailaba sobre mi polla, gustándose, arrancándose muy poco a poco. Nos mirábamos con lujuria, en silencio, notando como su baile cogía cada vez más amplitud.
    
    -¡Qué gorda es! - dijo en un arrebato, con el rostro retorcido, que dio pasó a la galopada.
    
    Los cachetes de su culo reposaban sobre mis brazos. Yo los guardaba como un tesoro que podía perder en cualquier momento. Comenzaron a ir y venir, saltando sobre mí. Los otrora blanditos, ahora estaban duros por el esfuerzo que requería la posición. No podía verlos, pero solo su tacto me parecía el mejor acompañante que había tenido nunca para una penetración.
    
    Con mi ayuda, Enma mantenía el ritmo sin decaer, con firmeza y tesón. Nunca antes había visto semejante serie de sentadillas. Me follaba ...
    ... de un modo y con una velocidad que no me permitiría aguantar mucho. Sus pechos saltaban al compás y los finos tirantes de su vestido no aguantaron mucho en su posición. Al caer una de ellas, el sujetador se dejó ver y de él asomó parcialmente una aureola de buen tamaño. Dejando mi mano derecha en su culo, para que no me lo quitara nadie, agarré la teta con la izquierda, tomando vestido, sujetador y carne. Era algo más grande que lo que podía abarcar mi mano abierta; para algunos sería la medida perfecta, pero yo no creo en perfecciones de ningún tipo... aunque su culo me lo hiciera cuestionar.
    
    Empujó mis hombros contra la pared, cabalgando con más fuerza. Acercó su cara hasta la mía apretando los dientes. Un gemido largo y creciente anunció el inminente orgasmo, cuando llegó, retumbó todo el parking con su placer y los sonidos de su boca se descontrolaron. En cuanto sus sentadillas flojearon, agarré con más fuerza su culo y le ayudé a seguir un poco más. Estaba a punto, estaba a punto, estaba...
    
    Una estampida corrió por mi polla y sentí como el semen se quedó aprisionado en el condón, saliendo a borbotones. Las piernas me temblaron y perdí la posición, cayendo al suelo con ella encima.
    
    Miramos a nuestro al rededor. No vimos a nadie, aunque estaba seguro de que alguien nos tendría que haber visto o escuchado. Estábamos empapados, jadeando. No solo había sido un polvazo, sino que habíamos hecho una exhibición de fuerza en las piernas. La vergüenza nos entró de golpe y ...