Nuestro primer e inesperado trío (parte 1)
Fecha: 21/01/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: MarcoAntonio94, Fuente: CuentoRelatos
... de todo lo que en el acto te haré…”
- Ahora pon atención Fernando – dijo ella al momento que comenzábamos a bailar.
No somos bailarines de primera, pero nos defendemos con lo básico. El baile no era del todo fluido porque antes de cada movimiento Ana le indicaba a Fernando lo que hacíamos paso por paso. Pero era obvio, él estaba más atento al movimiento de su falda y sus piernas, que eran hipnotizantes, que a los pasos de baile. Terminó la canción y dijo:
- ¿Pusiste atención? Porque ahora es tu turno, levántate.
Me senté y ella bailó con él. Ana se movía bastante fluida, pero Fernando tenía dos pies izquierdos. “No, así no, a ver” y lo volvían a intentar. “Eso, ahora dame vuelta”, “bien, ahora así” esa y muchas frases usaba Ana cuando bailaban juntos. “Mira, pon atención, ve cómo lo hace Marco”, “este paso es así”, “y después haces lo que Marco hace”, era lo que se oía cuando ella y yo bailábamos.
Las canciones, cervezas y turnos de baile fluyeron y al cabo de una hora ya estábamos un poco mareados, el sudor recorría el pecho de Ana y hacía brillar la tersa piel canela de sus piernas. Yo tengo mejor aguante para tomar, el más mareado era Fernando, que se veía que fueron sus primeras cervezas y Ana, más que estar mareada, ya estaba excitada de nuevo, pues desde que la conozco el alcohol la pone caliente. Fernando se sentó en el sofá, cerró los ojos y parecía dormitar, pobre. Ana y yo también nos sentamos y me dijo al oído:
- Ya estoy algo caliente, ven aquí ...
... y bésame
- Pero está Fernando, ¿no preferirías subir a nuestro cuarto? – susurré en su oído
- No, leí que muchas parejas lo hacen frente a un tercero para saber si se sienten cómodos con la idea del trío – me dijo al oído
- ¿Qué?, ¿quieres hacerlo frente a él? – volví a susurrar, asombrado
- No, quiero que fajemos. Ya después nos subimos – dijo en mi oído con un tono tan sensual que no me contuve más y la besé.
Después de los primeros besos ella se subió a mi regazo y la cosa se puso más cachonda.
Nuestras lenguas y labios jugaban y danzaban a un ritmo frenético, las respiraciones se aceleraban y nuestras manos paseaban por nuestros cuerpos. Las mías recorrían su cuello, bajaban por sus senos a la cintura, de ahí llegaban a las piernas para volver a subir a su espalda pasando por su culo y repetían el ciclo. Las de ella me acariciaban el cabello, se detenían en los brazos y me sobaban el pene por sobre la ropa, que estaba tan erecto que dolía tenerlo encerrado.
Estábamos en ese frenesí cuando nos sorprendió el ruido que produjo Fernando al levantarse del sillón y caminar a las escaleras. Ana y yo interrumpimos el beso y las caricias para mirarlo de golpe.
- Ay Fernando perdónanos, pensábamos que te habías dormido – dijo Ana, despeinada y con los labios húmedos y enrojecidos.
- No pasa nada, los dejo – contestó un poco somnoliento.
- Espera, te ofrezco una disculpa por hacer esto frente a ti, es comer frente al hambriento, ¡que descortesía! – le ...