1. Nuestro primer e inesperado trío (parte 1)


    Fecha: 21/01/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: MarcoAntonio94, Fuente: CuentoRelatos

    ... crema, no quiero que te vayas a venir ahora como ayer – le dijo y pasó su mano por sobre su short a la altura de su abultado miembro. Fernando se estremeció, cerró los ojos y se llevó la mano a la boca, sin embargo, se repuso en seguida.
    
    - Lo mismo puedo decir de ti – y llevó sus pulgares al sujetador de Ana, sobre sus pezones que, para entonces, estaban duros y se marcaban debajo de la tela.
    
    Los tres nos echamos a reír para matar un poco la tensión, que no hizo más que aumentar después.
    
    - Bueno, ahora te toca ponerte bloqueador, mi vida – le dije a Ana una vez que las risas cesaron – pásame la botella. Coloqué un poco de crema sobre mi mano – Fernando, extiende tu mano – lo hizo y puse la misma cantidad en la suya – ayúdame a ponerle crema, tu abajo y yo arriba.
    
    Fernando se puso de rodillas frente a ella y comenzó a untar de abajo hacia arriba con movimientos suaves, el muchacho estaba aprendiendo bien el arte de la seducción. Yo me coloqué atrás de Ana y comencé a untarle sobre su espalda y hombros. Mi mujer contenía la respiración con los ojos cerrados, pero era evidente que la excitación la hacía temblar y tener escalofríos y no era para menos: había cuatro manos acariciándola con mucha suavidad y cada par se acercaba más y más a sus zonas erógenas
    
    Fernando subía sobre sus piernas. Su vista debía ser espectacular porque frente a su cara tenía la tanga de Ana que dejaba ver sus bien depiladas ingles. Cuando llegó a su cadera yo ya había colocado crema sobre ...
    ... su espalda, hombros y brazos, se notaba que se tomaba su tiempo para disfrutarlo. Al terminar, Fernando preguntó:
    
    - Ana, ¿podrías girarte?
    
    La mirada de Ana lo decía todo: moría de placer. Sin decir nada dio la media vuelta y ahora yo la tenía de frente y Fernando había cambiado de vista a una mejor: su delicioso y enorme culo, apenas cubierto por un pequeño hilo de la tanga, estaba frente a su cara.
    
    Mientras él frotaba crema en sus nalgas yo lo hacía sobre su cara, abdomen y sus pechos. La respiración de Ana se hacía cada vez más irregular por el placer. De reojo, podía ver que Fernando había dejado de untar crema y ahora masajeaba y jugaba tan suculento manjar, le daba pellizcos y posaba su cara sobre el culo de mi mujer mientras sostenía su cadera con sus manos. Ana tenía una mano metida en el cabello de Fernando, obligándolo a no despegar su cara de sus nalgas, y la otra mano la tenía sobre mi pene, que acariciaba a través de la tela. Metí las manos en su sujetador y jugué con sus pezones mientras le daba un profundo y largo beso.
    
    Tras unos minutos así, de súbito, Ana se apartó de ambos, gemía y trataba de controlar su respiración. De no ser porque se sostenía de la esquina de un sillón se habría desvanecido. Estaba sudando por completo, tenía los ojos cerrados, sus piernas temblaban al igual que todo su cuerpo. Después de unos segundos, sin voltear a vernos, dijo con mucha dificultad:
    
    - Fernando entra al agua por favor, en unos minutos te alcanzamos.
    
    - ...
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