Balseros (X): Juan el potrillo cerrero
Fecha: 27/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: ThWarlock, Fuente: CuentoRelatos
... cobrar y para darle un incentivo aceleré mi carro y le mostré la botella de Bacardí por la ventanilla. Todo era cuestión de tiempo, me dije: "El alcohol es el mejor amigo del hombre cuando lo quieres llevar a la cama".
Llegamos a un reducido cuarto que rentaba en el patio de una casa. Saqué mi medicina del carro y entré. Aquello lucia en verdad como él Limpio y oloroso pero todo regado. Había ropa por todo el lugar y la cocina tenía infinidad de cosas amontonadas. Era de esperar de un hombre solo. Rápidamente ofreció mil disculpas, mientras yo autoritariamente lo, mandaba a despejar la mesa; fregó rápido la loza para poder ofrecerme un vaso y así poder compartir mi sorpresa. ¡Un brindis por una nueva a mistad! dijimos casi al unísono y su rostro se iluminó de regocijo. Casualmente tenía la botella en el carro y no tenía con quien compartirla le dije en tono de disculpa. ¡Y puedes ir con confianza a refrescarte a la ducha, que esto pica y se extiende! Se dio dos tragos más y se fue a desvestir, ya con más confianza, justamente a los pocos pasos de mí, que el reducido espacio le permitía. Lo hizo solo hasta el clásico calzoncillo blanco y para suerte mía, totalmente de espaldas. Sus nalgas eran en si hermosas y empinadas bien hacia atrás producto obviamente de montar a caballo, haciendo una preciosa curva que marcaba donde termina la espalda. Tenía también unos muslos musculosos, fuertes y unas pantorrillas envidiables. Sin voltearse se metió en la ducha mientras mi ...
... erección comenzaba debajo de mi elastizado pantalón deportivo. Estuvo el suficiente tiempo para que yo acabara con mi búsqueda y comenzara los cálculos finales; Ahí aproveché y me quité la camiseta con toda intención.
Cuando apareció en toalla, quedé mudo y atónito, viendo aquel hermoso pecho totalmente imberbe y un abdomen duro, pero no de gimnasio. Sus pectorales, además, como yo bien había notado, tenían la rudeza propia de trabajo en el campo y no de hierro de gimnasio, Cosa que los hacían diferentes, con una exquisita terminación y mucho más atractivos para mí, que los de un deportista. Sus brazos, también imberbes, lucían hermosas venas y definiciones obtenidas por los años de intenso trabajo con caballos, vacas y demás. ¿Te importa si me quedo así? pregunto él; A lo que yo respondí en doble sentido: No, si por el contrario soy yo el que está al encuerarse. Prendió el ventilador de techo y corrió a la mesa, posicionándose justamente detrás de mí para organizar los papeles que se volaban. Rozó insistentemente, su abdomen contra mi espalda y aumento mi erección que era obvia e inocultable. ¿Te puedo pedir un favor? pregunté. Lo que sea, me contestó presto. ¿me harías un poco de café? en seguida, contestó él y se fue de atrás mío. Sinceramente, no tenía muchos deseos de tomarlo, pero era la única forma de que me dejara concentrarme, y si seguía detrás de mi podía mandar los papeles al carajo e irle arriba como una fiera; Yo, aunque me moría de deseos, soy de las personas que ...