1. Balseros (X): Juan el potrillo cerrero


    Fecha: 27/01/2025, Categorías: Gays Autor: ThWarlock, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando comienza algo, me gusta terminarlo.
    
    ¡Ya! dije victorioso y me paré como un resorte de la silla para estirar el esqueleto. Saboreamos el néctar divino de los dioses, mientras él no sabía qué hacer para agradecerme tanta gentileza. No es nada le dije y lo abracé fuertemente. Tu amistad y tu café son suficientes. El abrazo se extendió de ambas partes más de lo normal mientras mi pinga, dura como un poste chocaba con su abdomen. Recorrí su espalda fresca, y dirigí mis manos directo a su cintura. Lo miré sin pudor a la cara y le dije: ¡Guajiro te tengo unos deseos! Y besé sus labios. Sabían deliciosos con un exótico toque entre café y licor. Los chupé incesablemente, como tanto había yo deseado, hasta que sentí sus callosas manos dentro de mi pantalón, jugueteando avariciosamente con mis nalgas. Saqué de un tirón, la toalla y por fin pude comprobar la última cosa que siempre sospeché. Su pinga en total erección era la más pequeña que había visto en mi vida apenas 5 pulgadas. No por eso dejaba de estar bien dura, caliente y mojadita. La absorbí con facilidad y jugueteé con ella a mi antojo, mientras él no ponía el más mínimo reparo. Me resultó, siendo así de pequeña, cómoda, conveniente y fácil de manipular. Contando con la poca experiencia que tenía, no podía entender, como la gente critica o juzga tanto el tamaño, cuando en realidad con esa yo podía hacer lo que se me antojara. Me la volví a meter completa en la boca y lamí incansablemente sus reducidos testículos ...
    ... que contrastaban perfectamente, en tamaño con lo mencionado anteriormente. Aquello me excitó de tal manera que se me antojó aquella deliciosa cosita en mi culo; ¡Y ese macho sudando encima de mí! Solo de pensarlo, por poco me vengo. Lo tomé por los brazos y lo empujé contra la cama mientras me desnudaba y ponía mi pinga en sus labios. Hizo una mueca de asco y abrió los ojos como diciéndome no quiero. Entonces, lo subí encima de mí, sentir su peso era delicioso, y aunque él no tomaba mucha iniciativa, logré, por lo menos que me acariciara, me abrazara y besara. Aproveché la posición para tratar de tocar sus nalgas, que también incitaban a pasar la lengua por allí. Ideas de las que desistí por miedo a arruinar el, momento con mi potrito medio domado. ¿Quieres cogerme el culo? le pregunté, mientras nos dábamos otro trago y su cara hizo un gracioso rictus de asombro. Mámame el culo, le ordené y subí mis piernas hasta donde pude; luego de trastearme un poco con su lengua, trató de meter el dedo. Suave le dije, entonces comprendí que, de verdad, estaba lidiando con un primerizo en todo el sentido de la palabra. Me senté en la cama, serví dos tragos y le pregunté ¿has tenido relaciones con alguien? ¿te has hecho pruebas?
    
    -No he estado con nadie, me hice la prueba cuando llegué estoy negativo.
    
    Bueno, entonces vamos a pelo como los caballos del campo ¿Tienes algo con que lubricar? pregunté con pesar. En realidad, no hacía falta mucha lubricación, para meterse tan reducido ...
«12...5678»