1. Patio de medianoche


    Fecha: 30/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: Mement0, Fuente: CuentoRelatos

    ... de no ser porque necesitaba volver a poner llave, si alguien descubría algo, no quería pruebas que pudieran encubrirme. Cerré entre sus manoseos y tomé su mano. El último rincón del patio delantero que daba hacia la máquina daba también hacia la puerta de mi pieza, que hacía bastante más ruido que la reja principal. Pero al llevar su mano hacia la mía, el chico comenzó a besarme exquisitamente, me lamía lento por el cuello, mientras tocaba mi cintura e intentaba introducir una de sus manos en mis tetas.
    
    Lo guie hacia el rincón de mi puerta, no entraríamos ahora pero pude en la profunda oscuridad acorralarlo a la pared y besarnos exquisitamente. Sobajeaba mi cuerpo más bajo que el suyo contra él mientras nos lamíamos los cuellos, la respiración agitada pero silenciosa de mi amigo me hacía comprender que sabía jugar este juego y que seguiría mis reglas para hacerlo de forma silenciosa.
    
    Mientras él quedaba a la pared, me di vuelta, sobajeando mis nalgas contra su miembro (yo usaba un short de pijama, una polera suelta y un chaleco delgado y largo), y apreté mi cuerpo contra el suyo estando de espaldas. Mientras movía mis nalgas en su miembro erecto, él intentaba con un brazo abarcar mis tetas completas y con el otro, dirigir mi rostro hacia atrás para lamer mis orejas y mi cuello, además de forzarme a besarlo mientras mordía mis labios.
    
    Comencé a agacharme y subir lentamente, sentía su miembro erecto como un palo, grande, largo y se posaba entre mis nalgas de forma ...
    ... natural mientras manoseaba mi cuerpo. Sus manos comenzaron a bajar por mi short y mientras con una tomaba mis tetas, con la otra comenzó a bajar por mi vulva, lento, húmedo, en silencio pero desesperado por meterme sus dedos. Poco a poco comenzó a gatillar mi vagina con sus dedos, sacaba su mano de mi shorts solo para chuparse los dedos y volver a ingresar en mí. Mientras yo continuaba mis movimientos circulares haciendo presión en su pene, que parecía iba a estallar.
    
    De pronto, me di cuenta como estábamos en el patio, a oscuras, pero a vista de toda la casa de enfrente, que tampoco tenía arbustos ni árboles y que, podría tener a cualquier vecino despierto. Pero no me importó. Lentamente y pegados como perros dimos un par de pasos hasta que quedé frente a la máquina congeladora. Mi compañero agachó mi cuerpo hacia adelante posándome en ella lentamente y mirando hacia afuera, asegurándose de ser el más afortunado y clandestino a la vez. Movió mi short hacia un lado y vio con rica sorpresa que claramente no llevaba tanga. Me gatilló así, en cuatro, posada en la máquina suavemente en mi vulva, sentía que latía y que me mojaba cada vez más.
    
    Sacó su miembro y lo posó en mi vulva completamente mojada, haciendo movimientos donde solo nos rozamos los miembros por largo rato, humedeciendo su pene por completo con mis jugos mientras con su mano tomaba de mi pelo listo para cabalgarme en la oscuridad. Sin embargo, antes de metérmelo, me susurró en el oído que no había parado de pensar ...