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Patio de medianoche
Fecha: 30/01/2025, Categorías: Confesiones Autor: Mement0, Fuente: CuentoRelatos
... en mí esos días y en todo lo que quería hacerme. Así que bajó arrodillándose al piso, con una mano en mi espalda me obligó a quedarme recostada en la máquina hacia adelante, abrió mis piernas, volvió a correr mi short y comencé a sentir su lengua en mi vulva, llena de saliva tibia hacia arriba y hacia abajo, metiéndose por mis pliegues, lento, seguro, mojado, certero. De a poco comencé a agarrarme de la máquina, ya no podía más del placer de sentir cómo me cogía y me dejé coger en el patio delantero de la casa de mis tíos, con todo el pasaje a oscuras. Sentía su nariz y sus labios comiéndose mi vagina mientras me susurraba ahí abajo lo rico y delicioso que era y todo lo que había esperado para comérmela. Subió una de mis piernas a la máquina, dejándome aún más abierta para follarme con su lengua, arriba, adentro, abajo, escupiendo suavemente de tanto en tanto aunque no lo necesitara. Se puso de pie y luego, comenzó a introducir su miembro en mi vulva, aún con una de mis piernas arriba. Podía ver hacia atrás su cara de placer máximo, sus manos agarrando una de mis piernas y mi cuello para no dejar de mirarlo mientras me embestía lento y luego más rápido. Podía ver cómo su pene entraba y salía de mí mojado como un roble, largo, con ...
... su puntita tocando mi vulva para luego dármelo todo hacia adentro, mojando mi piel, mis pliegues. Mientras respiraba lo más silencioso que podía. Así me lo metió sobre la máquina alrededor de quince minutos, terminé abierta con una pierna sobre el artefacto, mis senos a medio salir empañando el vidrio de la máquina, sus manos agarrándome las tetas mientras me decía al oído todo lo que me deseaba y todo lo que le calentaba metérmelo allí mismo. Me embistió semi desnuda en pijama todo lo que quiso, bajó para lamerme intermitentemente mientras volvía a penetrarme, hasta que finalmente juntó su miembro con mi vulva y me embistió tan adentro que terminó. Con la misma frialdad de la primera vez, bajé de la máquina, acomodé mi ropa mientras él subía sus pantalones intentando aún tocar mis tetas. Lo volví a acercar a la parte más oscura cerca de la puerta para subir sus jeans y bajar su polera. Me dio un beso largo, con lengua, exquisito mientras tocaba mis senos y con sus manos tocaba mis nalgas y acomodaba mi short. Me despedí, lo dejé en la reja y cerré con llave. Me agradeció dos semanas ese encuentro, rogando por vernos de nuevo. Pero me gusta tan poco repetir que agradecí su sexo esa noche y evité seguir contestando sus mensajes.