1. Nelson me convierte en el traga leche (capítulo diez)


    Fecha: 01/02/2025, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... había hecho conmigo, empezó desde el día en que me conoció y aquella vez en que me singó, por segunda vez, en un baño público. Estaba claro que lo que quería era ponerme mal delante de Tito que a veces comentaba algo, decía que singar no era un delito. Ya casi cuando llegábamos Tito le dijo:
    
    - Pues mira, chico, yo a mi gente no se la daría a nadie para singar ni mucho menos la pondría en ridículo delante de nadie y si mi gente es muy puta, pa´eso me basto yo y pa´darle to´a la pinga que quiera. Ese chico es un tesoro y no lo estás cuidando…
    
    Nos dejó en la plaza y claro, Nelson estaba que ardía, porque lo que había dicho Tito era verdad. Para mí ya estaba claro que lo nuestro se hundía y Nelson trató de ayudar en lo posible. Llegamos a casa de un primo suyo, donde me quedaría yo porque él se iría a casa de los padres. El primo que también entendía pues ya cerrando la puerta me invitó a que se la mamara y le diera el culo.
    
    - Mejor más tarde, ya me han singado dos veces hoy, estoy muerto. - le dije a modo de escusa.
    
    - ¡Oye, mariconcito, si te han singado ya dos veces, pues eso es que eres maricón, una tercera no te va a hacer nada! ¡Qué pa´eso eres maricón, pa´que te singuen!
    
    Aquel guajiro de mierda se vino dos veces sin sacarla, yo ya estaba harto, no iba a decir que adolorido porque no, pero harto de aquel baboso grosero que hablaba igual que Nelson. Por fin me dejó tranquilo a que me duchara y me acostara a dormir algo. Dormí poco, de día me cuesta dormir y con ...
    ... los ruidos menos. A eso del medio día, alguien abrió la puerta y entró un tipo, bueno, un negro, que me dijo que la llave se la había dado El Papo, así le decían al primo de Nelson, y que venía a singar, que estaba loco por singarse un blanquito como yo.
    
    ¿Qué iba a hacer? Pues nada, ya estaba allí y además no lo voy a negar, el negro mientras hablaba se manoseaba el paquete. Al menos este sí lo disfruté, porque negro al fin estaba bien dotado, gruesa, grande y con ganas de dar leña. Yo me encargué rápido de su pinga y él de mi culo, lo lamía, lo mordía, metía su lengua. Después me hizo sentarme sobre él, después la sacó y volvió a mamarme el culo, y así muchas veces. Me singaba por un rato y la sacaba para darme lengua. Este se vino igual dos veces, la primera dentro y la segunda me pidió echármela en la boca. Caímos muertos los dos en la cama, nos quedamos dormidos los dos allí abrazados hasta que nos desertó la voz de Nelson.
    
    - ¡Coño que no se te puede dejar sólo! Ya estás quemando petróleo.
    
    Entró a la habitación y saludó con un abrazo al negro y dándome una nalgada le dijo:
    
    - ¡Ya has visto lo que les he traído! ¡Tú sabes que yo no traigo cosas malas!
    
    - ¡Uf…qué blanquito más rico! ¡Si aquí los hubiera así, macho, que da cintura como el mejor y mama! - dijo el negro sonriente.
    
    - ¡Pues, mira, aquí lo tienen, yo estaré en casa de los viejos! Está aquí para que lo vacilen bien.
    
    No me gustó aquel tono porque no se dirigió a mí sino al socio, después me dijo ...