No esperes más
Fecha: 02/02/2025,
Categorías:
Transexuales
Autor: Liver96, Fuente: CuentoRelatos
Saludos, lectores. A veces no basta con mirar, pero una invitación puede marcar la diferencia.
Perry se hallaba sentado en la escalinata frente a su casa. Llevaba un par de horas allí y quienes le veían no se explicaban como un joven con padres trabajadores y responsables tenían a un vago inútil por hijo. No obstante, la verdadera razón de Perry para estar allí tenía nombre, Sheela.
Ella era su vecina. Un delicioso postre de chocolate de 27 años, melena negra rizada abundante y generosas curvas de infarto. El joven se acomodó un mechón de cabello rubio con gracia casi femenina y resopló con un poco de impaciencia, su voluptuosa e impactante presencia era una dosis de adrenalina indispensable para sentirse bien en cualquier día y se estaba retrasando un poco más de lo habitual.
Sin embargo, la larga espera valdría la pena pues a unas tres casas de distancia, un taxi se detuvo y de el bajó Sheela. Aunque estando lejos, Perry no pudo evitar suspirar y un leve cosquilleo invadió su bajo vientre. La exótica cabellera negra de su deslumbrante vecina se movía por la suave brisa y caminando lenta y distinguidamente, recorrió el corto trecho hasta la puerta.
Fue entonces cuando el chico entró en acción. Caminó por la acera como lo haría cualquier persona en pleno atardecer y deseosa de disfrutar del aire fresco, pero al aproximarse a la casa de Sheela, dio un pequeño rodeo y furtivamente se coló entre la verja y unos matorrales para a continuación, agacharse por debajo ...
... del borde inferior de las ventanas y a gatear hasta la ventana de su habitación.
Con la adrenalina a flor de piel y el corazón martillando con fuerza en su pecho, Perry echó un fugaz vistazo y allí estaba ella, desvistiéndose tranquilamente en la intimidad de su habitación y parte de la cortina que no cubría su ventana, el chico observó con avidez el lento y sensual movimiento de Sheela al quitarse el top por encima de su cabeza, dejando sus enormes tetas al descubierto. Eran grandes y con aureolas oscuras coronadas por un par de pezones perforados. La respiración del muchacho se aceleró y continuó espiando, oculto de las miradas de los demás vecinos gracias a los arbustos.
Luego se deshizo de su pantalón. Perry se mordió los labios con lascivia al admirar las largas y torneadas piernas de esa diosa negra, cada una de ellas parecía dos de las suyas juntas. Perfectas, impecables y tersas. Sheela se sentó por un instante y pasó sus manos de arriba hacia abajo, lentamente, tal como siempre lo hacía. Solo faltaba deshacerse de sus bragas negras, diminutas y que se perdían entre sus carnosas y poderosas nalgas.
Tomándose un tiempo más, sus manos acariciaron su abdomen plano hasta llegar a su generoso busto, amasando sus senos y a pesar de no poder oírla, intuyó que había dejado escapar un gemido de placer al hacerlo. El propio Perry notaba que sus pantalones le molestaban y echando una rápida y nerviosa mirada a su alrededor, bajó el cierre de la cremallera y liberó a su ...