1. No esperes más


    Fecha: 02/02/2025, Categorías: Transexuales Autor: Liver96, Fuente: CuentoRelatos

    ... amigo de su encierro.
    
    Sheela se puso de pie y el chico supo que era el momento. Con parsimonia y delicadeza, la hermosa mujer bajó sus bragas despacio, y mientras contemplaba ese glorioso movimiento, emergió de entre sus piernas una flácida polla negra. En ese estado, Perry calculó que estaba alrededor de los 15 cm, más que la suya propia en su máxima extensión. Las bragas cayeron a sus pies y con un rápido movimiento, las lanzó al otro lado de la habitación.
    
    Aquel trozo de carne negra le había impresionado desde el primer momento. No pudo contenerse más y una de sus manos fue hasta su rabo palpitante y pudo sentir que estaba bien lubricado el glande por todo el líquido preseminal. Sheela, ignorando que él estaba espiándola con mirada traviesa, se sentó en su cama y empezó a masturbar lentamente, como siempre hacía después de un largo día.
    
    Su polla comenzó a adquirir mayor tamaño, tanto en extensión como en grosor. Fácilmente superaba los 22 cm y era tan gruesa como una lata de bebida energética. En tanto una de sus manos trabajaba el manubrio, la otra masajeaba y pellizcaba una de sus tetas, al mismo tiempo Perry se regodeaba con ese magnífico panorama, lamentando estar incómodo en su posición y apenas mirar con detalle.
    
    Ella siguió en lo suyo al igual que Perry, pero un par de cosas sucedieron. El chico se irguió un poco, envalentonado por su exitosa observación y asomó la cabeza un poco mas, sacando la lengua de lado mientras se pajeaba sin ningún recato o ...
    ... precaución, dominado como estaba por la lujuria y la adrenalina de la situación. Lo otro, Sheela comenzó a mirar hacía la ventana y pudo ver el rostro semioculto de su joven vecino, en una mueca de gozó mientras le observaba con ojos llenos de éxtasis.
    
    Por un instante no hizo nada. Perry tampoco fue consciente de que había sido pillado in fraganti y no cesó su frenético trabajo manual. Pero se sorprendió cuando ella se puso de pie, con su mástil negro bien duro y orgulloso y se acercó a la ventana y la abrió de par en par; hallándole con una mano en su rabo, agachado y paralizado por el terror y la vergüenza.
    
    Sheela le miraba con gesto de estupefacción e incredulidad. Perry solo veía el enorme nabo ante él, duro como roca y palpitante. Luego su mirada fue subiendo hasta encontrarse con sus ojos negros brillantes, que de inmediato se fijaron en su erección, la evidente señal de su placer indebido.
    
    Ambos seguían sin decir nada, incapaces de reaccionar. Un tercer sentimiento se apoderó de Perry casi de improviso, miedo. Su polla empezó a ponerse flácida y el pánico se echó sobre él como una furiosa ola, mirando nuevamente a Sheela a la cara, descubrió desconcertado que ella sonreía. Sonreía?
    
    “Vaya, vaya. Supongo que tú eres quien me ha estado espiando estos meses. Creo que la espera ha terminado para ti,” dijo ella y asiéndole de los brazos, le hizo levantarse y como si fuese una muñeca le introdujo a su habitación y cerró la ventana.
    
    Perry estaba sin habla. No sabía ...
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