1. Mi esposa argentina (parte 1)


    Fecha: 06/02/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Lanfasone, Fuente: CuentoRelatos

    —Oye Carlos quiero que conozcas a una amiga argentina, te va a encantar.
    
    Así me dijo mi amiga Carmen y tal vez esa sola frase cambió mi vida. Éramos pocas personas en esa cena, yo recuerdo estar hablando con el marido de Carmen y darme vuelta y verla y sentir que el piso se movía bajo mis pies. Ella le estaba dando el abrigo a Carmen y saludando a otra persona.
    
    Era de una belleza que cortaba el habla, el pelo rubio pero de un tinte casi rojizo, alta y esbelta y a la vez ¿cómo decirlo? Contundente, como si estuviera a punto de destrozar la ropa que llevaba, eso, como si la ropa no le aguantara en el cuerpo.
    
    Llevaba un jean no demasiado ajustado y una camisa y un suéter, pero todos los que estábamos en la habitación sentimos la tensión erótica que se desprendía de aquella mujer. Entonces ella habló y todos nos fuimos calmando, porque simplemente era encantadora, tenía sentido del humor y no era afectada, hablaba con una gran naturalidad y sencillez. Era como si la serenidad de su voz nos calmara un poco de lo fuerte de su imagen, especialmente a mí que no lograba dirigirle la palabra. Recuerdo que en esa primera visión me fascinaba su cintura tan pequeña en contraste con sus muslos que se adivinaban tan potentes bajo el vaquero, me recordaba un poco esas estatuillas de la fertilidad, pechos y caderas prominentes y cintura estrechísima. Durante un buen rato monopolizó la charla, contestando preguntas, contó que era argentina, que se había separado hacía poco, que estaba ...
    ... contenta porque había logrado revalidar su título de psicóloga
    
    —Ya puedo hacer el mal de manera legal— dijo y todos nos reímos. Yo no podía quitarle ojo, noté que tenía pecas sobre una naricita muy pequeña, ojos azules muy grandes, piel muy blanca, tenía algo de irlandesa o italiana. Después supe que tenía esa mezcla de nacionalidades, además de española. Me preguntó a qué me dedicaba y entonces me dijo que su ex marido también era médico como yo, lo que no era extraño porque las seis o siete personas que estábamos allí trabajábamos en salud.
    
    En un instante en que fui a la cocina ayudando con unos platos, coincidí con Pablo un tío que era kinesiólogo y con el marido de Carmen— Joder que tetas tiene la cabrona— dijo Pablo
    
    — Que polvazo tiene tío— continuó — ¿Está liada con alguien?
    
    — Carmen dice que quedo bastante hecha polvo luego de la separación— dijo el marido de Carmen sonriendo
    
    — ¿Sabes cómo le saco la depresión yo a esa? follandole ese pedazo de culo toda la noche tío— dijo Pablo
    
    Supongo que ya estaba yo enamorado porque me jodió la manera en que se hablaba de ella, aunque era de alguna forma un alivio que alguien pusiera en palabras como esas algo que también sentía, si, si, esas tetas, ese culo, follarle el culo, correrse en esas tetas, sacarle toda esa ropa que su cuerpo parecía no aguantar, que esa voz tan serena, se alterara, que ya no se riera, que perdiera un poco de esa suficiencia que parecía emanar, que ese rostro tan hermoso se deformara en ...
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