1. Las tetas de mi suegra, mi obsesión


    Fecha: 11/02/2025, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Rollo, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo David y tengo 40 años. Trabajo en un almacén de materiales de construcción. Estoy casado. Llevo con mi mujer, María, casi 15 años, 13 de matrimonio. Ella tiene 42 años.
    
    Vivimos en un pequeño pueblo, donde reside toda la familia de mi mujer.
    
    No fui muy mujeriego, antes de Natalia. Tuve tres exnovias, sin mucha fortuna.
    
    Cuando la conocí, me parecía encantadora, aunque físicamente no era mi ideal de mujer. A mí me gustan las mujeres con carne. Mi esposa es muy delgada, sin apenas pechos, muy poco culo. Es morena y muy blanca de piel. En cuanto a su rostro, es normal. Ni un bellezón, ni tampoco fea.
    
    Al poco de empezar a convivir, su carácter fue cambiando. Llegaba de trabajar de la aseguradora donde trabajaba y todo era discutir. Nunca está conforme con nada. Después de nacer nuestro hijo, Manuel, aún peor. Ella consiente mucho al niño y la vuelve loca. Ahora el niño tiene 9 años y es aún peor. Al final, siempre pago yo el estrés.
    
    El sexo, inexistente desde hace años. Una vez al mes y sin mucha excitación. Y por supuesto, nada de sexo oral o cualquier cosa atrevida. Además, se queja de que le hago daño. A ver, mi miembro es grande, 18 centímetros; tampoco es enorme. Y aunque muy grueso –como del diámetro de una botellita de agua–, tiene una forma en punta. Ninguna de mis ex, se quejó jamás.
    
    Creo que a mi mujer, lo que no le gusta es el sexo.
    
    Mi vida sexual, se limita a hacerme pajas, pensando en amigas, conocidas y compañeras de trabajo, cuando ...
    ... tengo algún rato de soledad.
    
    Últimamente hay una mujer que ocupa la mayor parte de mis fantasías: mi suegra, Teresa.
    
    Ella tiene 76 años, es viuda desde hace 14 años. Su difunto marido, Antonio, murió de cáncer de hígado. Era 10 años mayor que ella.
    
    Ella vive con su hermano, Juan, de 78 años, jubilado; y mi cuñado, Ángel, que trabaja en un taller y tiene 43 años.
    
    Vive a 300 metros de mi casa.
    
    Nunca me había atraído. Me llevo muy bien con ella. Su difunto marido, era un poco bala y la traía frita. Su hermano, igual, y su hijo pasa de ayudarla en casa. Con mi mujer, están todo el día discutiendo, por el fuerte carácter de su hija.
    
    Sin embargo, conmigo siempre ha habido mucha armonía. Siempre que puedo, la ayudo con lo que sea. Como yo tengo a toda mi familia viviendo lejos, hablo con mi suegra Teresa, de todo lo que me pasa. Incluidos los problemas con su hija. Ella, siempre me dice, que tenga paciencia con María.
    
    Es bajita, en torno al 1,55 de estatura. Pelo rubio, corto y ya un poco escaso de volumen. Tiene un rostro afable. Arrugas y algo de papada, labios finos, siempre pintados de rojo –el único maquillaje diario, que se pone–. Lleva gafas de montura metálica, muy finita, que le achican los ojos.
    
    No está gorda. Tiene las piernas delgadas. La cintura se le marca ligeramente y se le abulta una tripilla.
    
    Siempre lleva faldas negras, hasta por debajo de la rodilla, muy holgadas. También blusas muy sueltas y jerseys holgados en invierno. Siempre intuí que ...
«1234...7»