1. El estímulo auditivo de su compañera de piso


    Fecha: 12/02/2025, Categorías: Lesbianas Autor: MathewDream, Fuente: CuentoRelatos

    Aquella calurosa tarde de primavera, una joven desconocida de cabello corto y moreno, se comía un helado de nata con tranquilidad y con total inocencia. Sin embargo, contemplada a través de los encendidos ojos de Lorena, que tenía las hormonas en ebullición, aquel instante se convertía en una tórrida escena. La chica, con la simple idea de refrescarse, se relamía los labios y se chupaba los dedos sin percatarse de que alguien encuadraba aquello en un primer primerísimo primer plano y sentía un cosquilleo en su propia boca. Una gota blanca y lechosa goteó por el cono de galleta y se fue a estrellar en el escote generoso que ofrecía una ajustada camiseta de tirantes.
    
    Lorena pensó que no era posible estar tan salida.
    
    Esperó la llegada del autobús sin poder quitar la vista de los suaves y deliciosos mordiscos que la morena propinaba a la veraniega golosina con su bonita dentadura. Y es que a la hipnotizada observadora le pareció que la joven sería su tipo, de las que enseñan un poquito de encía cuando te reciben con una sonrisa amplia, y se la imaginó dedicándole una especial, acompañada de una mirada picara, solo para ella.
    
    De pronto un cruce de miradas le hizo salir de su ensimismamiento, avergonzada de ser descubierta.
    
    Pero con la distracción un poco de nata se derramó por la comisura de los labios de la observada. Luego la recogió con un dedo y se lo chupó sin vergüenza y con mucho placer.
    
    Por suerte llego el autobús, y Lorena se subió a él, con prisa para ...
    ... poder llegar casa, tomar una ducha fría y quitarse esos pensamientos de la cabeza.
    
    ¿Tal vez comerse ella misma un helado?
    
    Tras el trayecto llegó frente a la puerta de su piso compartido, buscó las llaves en el bolso y las introdujo en la cerradura, pero antes de girarla volvió a recordar aquella boca que se estaba muriendo por probar y se recreó en las imágenes guardadas en su memoria durante un instante. Después sacudió la cabeza para volver a la realidad e hizo el giro de muñeca para acceder al interior con un empujón.
    
    El maldito marco se hinchaba con el calor y había que echarle ganas para abrir.
    
    Llegó al salón y su compañera Ana estaba sentada en el sofá. Llevaba una camiseta blanca, ancha y bastante vieja que se transparentaba ligeramente por lo dañado que estaba el tejido. La parte más baja de la prenda, intentaba cubrir un poco unas bragas negras de algodón que se adaptaban de forma tan perfecta a la anatomía de su cuerpo, que los labios vaginales se intuían en un sutil trazado de curvas y ondulaciones, formando un mareante circuito que daba paso a sus piernas desnudas y suaves, y también a sus pies descalzos que en ese momento apoyaba en la mesita del café, la cual tenía delante para poder pintarse las uñas para así lucir después unas bonitas sandalias a juego en su próxima cita.
    
    Ambas chicas se saludaron y comentaron por encima que tal les había ido el día y cuáles eran sus planes para después.
    
    Lorena se sentó al lado de su amiga y decidió que no quería ...
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