Un jueguecito morboso
Fecha: 17/02/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Spintria, Fuente: CuentoRelatos
... juego.
Realmente sí hay algo que puedo hacer mientras tanto. Disfrutar de ello.
Acaricio su aliento con mis labios. Su intensa mirada, sus caricias... Crean un Todo rebosante de erotismo. Me tiene donde quería. Sabe que me está poniendo de lo más cachondo. Lo sabe por mis suspiros, y porque cierro mis ojos para dejarme llevar. También porque mi polla y mis huevos ya no caben en su mano.
Lentamente y tras una última caricia que recorre todo mi miembro, desde su base hasta la punta, retira su mano del interior de mi pantalón, e inmediatamente después lo sujeta por la parte de mis muslos para comenzar a bajarlo. Despacio. Muy despacio. Saborea este momento. Lo disfruta. Observa a medida que lo baja cómo la base de mi polla va quedando al descubierto. Ahora mis huevos. Finalmente mi glande a medio cubrir. Está algo más que morcillona. Y deja caer mi pantalón hasta mis pies.
Se incorpora y nos quedamos uno frente al otro. Nos miramos. Me resulta algo incómodo porque se queda quieta, y yo ahí, con mi pene fuera y los pantalones por los tobillos. Pero al ver su expresión me doy cuenta de algo. ¿Qué le pasa? ¿Se echa para atrás? Quizá se lo está pensando... Duda, pero ¿por qué?
Comienza a dibujarse una sonrisa más bien pícara en su rostro. Me siento excitado, pero también con algo de vergüenza por la imagen del momento en sí. Y una frase suena repetidas veces en mi pensamiento: Creo que voy a ser su juguete... Su juguete... Su juguete...
Me gusta la idea.
Baja ...
... sus manos hasta la parte inferior de su abrigo y desabrocha el último botón. Me mira. Sonríe. Y sigue... Desabrocha el siguiente, y al tercero se detiene. Vuelve a mirarme. Se incorpora con gesto pícaro sobreactuado y a su vez gracioso, y adelanta una pierna para que pueda deleitarme con la vista.
Sus medias oscuras sólo alcanzan hasta mitad de su muslo y quedan sujetas por unas delgadas tiras que lo recorren hasta perderse bajo su abrigo. No lleva pantalón. Tampoco falda. El tercer botón que abrocha su abrigo queda estratégicamente colocado de tal manera que no me deja ver si lleva o no ropa cubriendo su zona más personal, y me corroe la curiosidad. La odio. Me excita. La deseo.
Ahora es turno de los botones superiores. Desabrocha el segundo, puesto que el primero ya lo estaba. Al tercero abro los ojos como platos y sonríe. ¿No lleva nada? El cuarto... Sí, lleva algo, pero ¿qué es? El quinto...
Su ombligo queda cubierto por lo que parece un corsé, y un generoso escote me hace pensar que no hay absolutamente nada sujetando sus pechos. Verla así me acelera el pulso. El corazón no tardará en atravesar mi pecho, y la respiración me... Creo que he dejado de respirar.
Tan sólo lleva abrochado su botón estratégico. A saber quién pondría ahí ese botón. Algún ingeniero industrial o un físico nuclear, quién sabe. Intento hacer fuerza con la mirada, pero no consigo desabrocharlo. Me siento impotente y con el rabo ahora más tieso.
Coloca una mano en su cintura y separa un ...