Amante se busca: Atrapados en las redes del placer
Fecha: 24/02/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: vule69, Fuente: CuentoRelatos
... mientras el coipo jalaba su polla como poseso. Al notarlo, Magali estiró su mano y comenzó a hacerlo por él.
En cuanto Miguel y el Coipo estuvieron listos, intempestivamente Magali paró de gozar y separándose de los tres, les señaló, en un tono de voz dulcemente autoritario que no le conocía, -tú (señalando al coipo) recuéstate mirando al cielo…
Una vez acostado, Rojita premió su obediencia, clavándose toda su verga de una sola sentada. Miguel retomó su lugar y sin esperar nada inició una furibunda follada oral. Antonio, dirigió su mirar alternativamente hacia sus amigos y luego a mí, sonrió y un segundo después bombeaba en la entrada de su culo con dedicación, mas sin puntería.
Se detuvieron en tiempo suficiente como para que la dura verga de Antonio llegara de una sola estocada hasta el fondo de su rosado culo. Segundos después ya coordinados, los cuatro follaban a todo vapor.
En efecto, mi hermosa y caliente cabellos de bronce por primera vez mezclaba negocios y placer, pues a la vez era (de nuevo) vigorosamente follada en sus tres agujeros y por tres desconocidos (de nuevo, de nuevo), ganando no solo la satisfacción del orgasmo, sino que además dinero contante y sonante (plástico, más bien).
Le miraba, estoy seguro, con cara de estúpido, justo en el instante en el que su cuerpo, por sí solo, comenzó a moverse en espasmos irregulares. Rojita era presa de ...
... una cadena de orgasmos los que, uno tras otro, fueron embriagando los demás sentidos de la mujer que normalmente gobernaba en ella, apoderándose de su voluntad la hembra en celo con la que cohabitaba en su interior.
El sudor le abrigaba todo su exquisito cuerpo. Sus erectos y duros pezones daban cuenta que estaba en la gloria y no tenía la más mínima intención de abandonarla. Así, por casi tres minutos le duró el estado de éxtasis, pues llegado un momento, el ritmo con el que follaban poco a poco comenzó a aumentar.
Fue entonces cuando primero Antonio, luego Miguel casi al unísono y una centena de segundos después el coipo, acabaron su interior llenándole de semen su boca, coño e intestinos entre jadeos, gruñidos y coprolalias de grueso calibre.
Miré el reloj… La hora de rigor había muerto hacía un par de minutos. Magali, estirada bajo el quitasol sobre la arena de vientre, en un lento ademán, levantó la cabeza y torciéndola logré divisar una hermosa y satisfecha sonrisa. Estaba cansada, pero contenta.
Una hora después, conversábamos de lo ocurrido en un restaurante, comiendo. Ella erizos y yo un ceviche.
Magali: que tremendo fin de semana me hiciste vivir, Dani… Eso sí, no estoy segura si agradecértelo, porque si bien he gozado y aprendido a gozar como nunca antes, me duelen todos los músculos de mi cuerpecito… necesito dormir…
Yo: definitivamente… vamos…