1. Mereces un castigo


    Fecha: 26/02/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... alegre por el nuevo rol que disfrutaría—. ¿Y me castigarás si hago algo mal?
    
    —Siempre que lo merezcas. O lo desees —añadí agarrando uno de sus pezones que estaban ya duros por la excitación que le provocaba saber que sería castigada. Lo retorcí un poco provocando que se mordiese el labio para no gritar.
    
    —¿Lo merecía, señor? —me preguntó.
    
    —No. Pero creo que lo deseabas —contesté sonriente.
    
    —Gracias señor. No podría vivir sin ti., señor.
    
    Esa confesión me desarmó. Me costaba castigarla. Yo prefería acariciarla y besarla. Pero precisamente por el amor que sentía por ella, por saber que era lo que prefería, me obligaba a mí mismo a castigarla. Por suerte poco a poco fui acostumbrándome y aunque me costaba golpearla, al menos disfrutaba penetrándola mientras lo hacía. Por si acaso decidí que tendríamos una palabra de control por si me pasaba en los castigos. Decidí que cuando no pudiese más debería decir “Antonio”. Lógicamente era una palabra que nunca hubiese pronunciado delante de mí.
    
    Me despedí de Bea con un beso. Hacía ya varios días que no nos besábamos y yo no aguantaba más sin sentir la tibieza de sus labios en los míos. Pude notar que ella también lo extrañaba. Mientras lo hacía le agarré un pezón y tiré de el con fuerza. Su lengua se enroscó en la mía con más ansia agradeciendo el castigo. Una mano en su sexo me indicó que estaba chorreando. Pero por desgracia no me quedaba tiempo para follarla antes de irme a trabajar.
    
    —Puedes coger uno de mis ...
    ... cinturones para castigarte mientras te masturbas en mi ausencia —le dije al oído mientras me despedía.
    
    —Gracias, amo. Te quiero.
    
    —Y yo a ti. Después te llamo —me despedí antes de marcharme.
    
    Ella se quedó en la puerta mostrando su desnudez hasta que llegó el ascensor. Tal vez le daba morbo el que pudiese aparecer alguien y la descubriese así. Me fui a trabajar bastante animado. La mañana se me hizo eterna. Tenía ganas de acabar para darle una sorpresa a Bea. Cuando salí la llamé.
    
    —Quiero que te vistas. Vamos a ir de compras. Ponte una minifalda pero no quiero que te pongas bragas. ¿De acuerdo?
    
    —Sí amo. Como ordenes —contestó con voz cantarina. Obvié el hecho de que me llamase amo. Por lo visto ella lo prefería, así que decidí permitírselo.
    
    Cuando llegué a casa ella me esperaba en el portal. Llevaba una minifalda sencilla con una camiseta blanca y una cazadora del mismo color que la falda. Unas botas hasta la rodilla completaban su atuendo. Estaba para follársela encima del capó del coche. Subió al coche y arranqué tras darle un piquito.
    
    —¿A dónde vamos, amo? —preguntó ansiosa.
    
    —Es una sorpresa. Espero que te guste —contesté sin descubrir mis intenciones.
    
    Crucé casi toda la cuidad para encontrar el sitio. Nunca había estado pero conocía de su existencia por un compañero de trabajo. Se trataba de un sex-shop enorme. Cuando llegamos a la puerta sentí que a Bea se le aceleraba el pulso.
    
    —¿Es aquí? —preguntó como una niña a la puerta de una juguetería
    
    —Sí. ...
«12...232425...33»