1. Mereces un castigo


    Fecha: 26/02/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que había quedado sobre el sofá y con ella tiré de su falda hacia arriba dejando su trasero descubierto.
    
    A continuación, mientras ella se afanaba en hacerme una gran felación, de vez en cuando descargaba un golpe en sus nalgas arrancándole gemidos de dolor mezclados con placer. La muy puta disfrutaba de verse humillada chupando mi polla mientras yo la golpeaba o pasaba la fusta por sus nalgas acariciando las marcas que iban apareciendo. No me molesté en avisarla cuando estaba a punto de correrme. Me vacié en su boca a placer.
    
    —No desperdicies ni una gota, puta —la advertí mientras descargaba un nuevo golpe en su enrojecido culo. Ella miró hacia arriba buscando mi mirada de aprobación. Sus ojos brillaban de felicidad y parecía sonreír con mi miembro llenando su boca.
    
    —Puedes correrte si quieres —le permití. Vi que llevaba una mano a su coño para masturbarse mientras acababa de limpiar mi rabo.
    
    Aparté su cabeza de mi polla para que pudiese acabar a placer. Dejó caer su cabeza en mi regazo mientras comenzaba a sentir los envites de su orgasmo. Acaricié su cabeza mientras se estremecía de placer. Me gustaba sentirla así, disfrutando de un intenso orgasmo a mis pies. Volvió a meterse mi polla en la boca mientras las última oleadas de placer la recorrían de pies a cabeza. Finalmente acabó rendida a mis pies, jadeante por el esfuerzo y el orgasmo. Quiso sentarse pero dio un respingo de dolor cuando el plug le recordó que seguía allí enterrado. Cuando su respiración se ...
    ... calmó un poco me miró a la cara.
    
    —Gracias, amo. Eres muy bueno conmigo —dijo sonriendo.
    
    —Gracias a ti, mi putita. Lo has hecho muy bien —le agradecí con una caricia en el rostro. Ella dejó su mejilla apoyada en mi mano un instante. Me gustó ese contacto.
    
    Un rato después sonó el timbre de la calle. Indiqué a Bea que fuese a ver quien era y volvió corriendo a avisarme.
    
    —Es Amparo —anunció con cara de preocupación.
    
    —Pues abre —le ordené mientras me guardaba el miembro y me sentaba de nuevo.
    
    Una par de minutos después Amparo entraba sonriente en el salón seguida de Bea que traía la cabeza gacha.
    
    —Veo que tienes servicio doméstico —dijo Amparo a modo de saludo.
    
    —¿Te gusta? Lamentablemente no puedo recomendarte la agencia. Esta es única —respondí mirando a Bea que sonrió con timidez, todavía intimidada por la presencia de Amparo.
    
    —Me encantaría tener una así. O mejor un mayordomo. Con buenos atributos y un modelo acorde al que usa tu “criada”.
    
    —De esos tampoco conozco. Pero dime. ¿A qué debemos tu agradable visita? Bea. Ponle una copa a nuestra invitada —ordené.
    
    Bea no se hizo de rogar y enseguida dejó junto a Amparo un vaso de güisqui retirándose después un par de pasos.
    
    —Traigo una historia, un plan y buenas noticias. Para los dos —dijo mirando a Bea también.
    
    Guardé silencio esperando a que se explicase. Ella tomó un sorbo de su vaso antes de continuar.
    
    —Cuando me contaste la historia de Antonio con Bea, debo reconocer que en un primer ...
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