1. Mereces un castigo


    Fecha: 26/02/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... para saborear aquel dulce néctar.
    
    —¿Puedo? —preguntó la encargada.
    
    —Sírvete —la invité.
    
    Bea mantuvo la falda levantada mientras la chica pasaba sus dedos lentamente por su sexo sin dejar de mirarla a los ojos. Después, lentamente y manteniendo la vista fija en la cara de Bea que comenzaba a teñirse de rubor por el calentón se los llevó a la boca y lo saboreó como había hecho yo.
    
    —Mmmm… delicioso. Me encantaría participar —dijo mirándome.
    
    —Tal vez otro día. Esta vez la putita es solo para mi —contesté guiñándole un ojo mientras me disponía a marchar.
    
    —Si os animáis ya sabéis dónde estoy —invitó ella levantándose también la falda para mostrar un coño tan lampiño y tan húmedo como el de Bea.
    
    —Lo tendremos en cuenta —respondí sonriendo antes de salir.
    
    —Amo —preguntó Bea en voz baja—. No me importa si quieres compartirme. Si tu lo deseas lo haré.
    
    —¿Y tú? ¿Lo deseas? —pregunté temiendo una respuesta afirmativa.
    
    —Yo solo quiero complacerte. Si eso te hace feliz lo haré.
    
    —Independientemente de eso. ¿Te gustaría? ¿O prefieres que sea yo solo el que te folle?
    
    —Yo solo..
    
    —No. Contesta a la pregunta. Sinceramente.
    
    —Prefiero que me folles solamente tú. Me gusta ser tu puta. Pero si tú quieres que me folle otro lo haré sin protestar.
    
    —Lo sé —dije acariciándole la mejilla—. Pero prefiero follarte solamente yo. No pienso compartirte con nadie.
    
    —Gracias, amo. Eres muy bueno —yo ya había desistido de corregirla y dejé que siguiese llamándome ...
    ... amo.
    
    Cuando llegamos a casa le ordené que se pusiese enseguida el vestido de criada y unos tacones de aguja. Parecía feliz cuando salió del dormitorio con su nuevo atuendo y la verdad es que estaba espectacular.
    
    —Ven aquí —la llamé.
    
    Se acercó hasta el sofá donde yo estaba sentado y se quedó de pie a mi lado.
    
    —Date la vuelta e inclínate hacia delante.
    
    Lo hizo mostrándome su turgente culo. En cuanto separé un poco una de sus nalgas ella misma las separó mostrándome su ano. Abrí un paquete que ella no había visto y saqué un plug anal con una graciosa cola de conejo en el extremo. Escupí en la punta para lubricarlo un poco y lo metí en el agujero. Bea soltó un gritito de dolor en cuanto se sintió traspasada por el aparato.
    
    —Ya está —dije—. Ponte en pie para que pueda ver el efecto.
    
    La imitación de cola de conejo asomaba justo por debajo de su falda dándole un aspecto muy cómico no exento de morbo. Le permití que fuese a mirarse al espejo. Al cabo de un momento volvió sonriente.
    
    —¿Te gusta?
    
    —Mucho, amo. Me gusta mucho.
    
    —Pues quiero que lo lleves siempre. Así tu culo estará siempre listo para mi. ¿De acuerdo?
    
    —Sí, amo —contestó obediente.
    
    —Muy bien. Pues ahora ponme una copa y mientras me la tomo quiero que me hagas una buena mamada.
    
    Corrió al mueble bar para servirme una generosa copa de licor y me la trajo dejándola sobre la mesa a mi lado. Después se arrodilló ante mi y me abrió el pantalón dispuesta a complacerme. Yo agarré una de las fustas ...
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