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Que hacer en tiempos de crisis
Fecha: 26/02/2025, Categorías: Confesiones Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos
Estábamos pasando por unos momentos muy difíciles. Mi marido se había quedado sin empleo, el dueño de la empresa argumentó que la economía nacional está muy mala y estaba perdiendo dinero, era muy probable que tuviera que cerrar la empresa. Como no fue el único, no podía discutir. Empezamos a vivir de los ahorros, a tener mucho cuidado con los gastos, cambiamos de estilo de vida totalmente, y aun así, mi sueldito de profesora no alcanzaba para cubrir los gastos. Una tarde melancólicamente pensando cómo resolver esta situación, le dábamos vueltas, y vueltas, y vueltas. Cuando en algún momento, él me dijo: si seguimos así no va a quedar más remedio que te pongas una mini y salgas a una esquina. ¡Qué! Le respondí ¿me estás llamando mujer de cuatro letras? ¿Es en serio lo que me estás diciendo? Por ahí siguió la cosa cada vez me enojaba más y le reclamaba más, y él callado, quieto, en silencio. Finalmente me pidió disculpas dijo que lo había dicho sin pensar, y por ahí quedó la situación. Pasaron los días, no mejoró nuestro ingreso, él salía diariamente para buscar empleo, rebajándose de categoría hasta aceptar lo que fuera. Y no encontraba, no había nada. Convencida de que era una realidad nacional, veía a mis amigas y vecinas sufriendo por el aumento de los precios de todo, escasez general y la amenaza de pobreza que nos había llegado, qué nos había caído encima. Muy melancólicos y preocupados, le dije: ¿Es verdad lo que me dijiste el otro día? ¿A qué te ...
... refieres? ¿Es verdad de qué? Lo que me dijiste de salir a taconear a una esquina. En silencio, me vio sorprendido. Sin responder, con una expresión que yo conocía de medio sorpresa, medio de incredulidad. Respondió: Pues… no sé… fue una idea tonta nada más. Me le quedé viendo fijamente y le dije: vamos a probarlo, lo he pensado mucho. Viéndome fijamente me dijo: ¿de veras? Sí creo que podría ser una solución. Ya no eres una jovencita… pero tienes un tienes una figura muy muy agradable. ¿Quieres que lo pensemos? No, ya lo he pensado mucho y estoy dispuesta a intentarlo. ¿Dónde crees que convendría que me pare? Bueeeno… en ese caso, estoy de acuerdo en intentarlo, y ver qué pasa. Pero no en la calle, no creo que sea una buena idea, es peligrosa, arriesgada, y no me gusta. He oído de un pequeño local de citas, por la Colonia Roma que tiene buena fama, de ser bien manejado y seguro. Está bien ¿Cuándo vamos? (pensé: ¿y tú como sabes? pero no lo dije.) Comenzamos a estudiar la situación, pensando en los mejores horarios, en los niños, en la seguridad general. Y escogimos un día para conocer el local y hablar con el gerente. (Si hasta entonces yo seguía teniendo el valor de intentarlo) Me arreglé bien, bañadita y maquillada, vistiendo una faldita plisada bonita, juvenil pero no demasiado, que mostraba parte de mis piernas, y una blusita sin mangas, muy coqueta. Me veía bien. Cuando llegamos al local, vi que era una casa bien cuidada, en una parte bonita ...