Que hacer en tiempos de crisis - Relatos Eróticos

Que hacer en tiempos de crisis

... de la colonia, con un jardincito a la entrada, luces discretas en un pequeño porche y un hombre parado como descansando. Después aprendí que era el encargado de cuidar la entrada y seguridad del local.

Adentro era limpio arreglado, con muebles discretos y luz normal. Poco más allá de la entrada, había otro cuarto con sofás, en el que estaban varias jóvenes, vistiendo ropa muy atrevida, mucho muy atrevida. Nos vieron indiferentes medio como sorprendidas de nuestra apariencia y presencia ahí, pero nadie dijo nada.

Mi marido preguntó por el gerente, y le dijeron que esperara un poco que no tardaba en llegar. Algo más tarde llegó un hombre grande robusto de aspecto áspero qué preguntó qué queríamos.

Mi marido le explicó que estábamos queriendo saber sí yo podría trabajar ahí, que no era mi profesión, pero estaba queriendo probar.

El hombre me vio descaradamente de arriba abajo, se rasco la cabeza y me dijo:

Ahí hay un baño, cámbiate a tu ropa interior, quiero verte con más detalle.

Medio titubeante hice lo que me pedía, afortunadamente me había puesto mi mejor ropita interior, una pantaletita chiquita bordada y un brasier pequeño y transparente. Cuando regresé me examinó cuidadosamente, sin ningún recato.

Date la vuelta. Lo hice lentamente.

Levanta los brazos y gira despacio. Obedecí.

Voltéate de espaldas y agáchate. (¡Ahhh! Este guey quiere ver mejor mis nalgas) Sin dudar me agaché como me lo pedía.

Siéntate aquí, indicándome un banco alto. ...

... Dirigiéndose a los dos nos dijo:

Me gusta, tiene muy bonita figura, va de acuerdo con la calidad que quiero en esta casa, sólo falta una prueba: quiero estar con ella para ver cómo es… en la cama.

¿Ahora?

¡Sí, claro! ¿Hay algún problema?

No ninguno. ¿Qué hago? Le pregunté.

Y gerente llamó a uno de sus empleados él le dijo algo que no oí. Después me hizo seña de ir con él.

(Ya en casa mi marido me dijo que el gerente le había dicho que le había gustado bastante, pero que no podría aceptarme sin antes saber si era buena cogiendo. Mi marido se quedó mudo y solo movió la cabeza.

Si me gusta tu mujer y la acepto para trabajar, va a recibir un porcentaje de lo que gane y tener facilidades de tener buenos clientes).

Mi marido tragó saliva y le respondió que le gustaría mucho asistir y que si hubiera manera de verme sin que yo lo supiera. El gerente frunció el ceño y dijo ¡sí! Voy a cambiar a un cuarto que tiene un espejo de doble vista, de donde puedes vernos tranquilamente sin problema. Mi empleado te va a llevar.

De acuerdo, respondió a mi marido, poco después lo condujo a un cuartito en penumbra donde había varias sillas. Al otro lado de lo que parecía una ventana pudo verme, nerviosa, esperando al gerente.

Cuando el padrote entró poco después, me tomó la mano, y me hizo girar diciéndome:

¡Qué bonitas nalgas tienes mamacita! ¡Y buenas chiches también! Creo que me va a gustar meterte la verga. A seguir me abrazó y comenzó a besuquearme, metiéndome mano por ...