1. El profe (capítulo 5. Final)


    Fecha: 27/02/2025, Categorías: Hetero Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    Que sean casi las cinco de la mañana y recibas un mensaje de “necesito verte urgente” es algo que no puede pasarse por alto, menos aun viniendo de mi pequeña y hermosa Danelita. Aunque la cabeza me martilleaba por lo poco que había dormido y mi verga aún estaba con esa sensación de haber sido complacida me senté y decidí que llamaría a mi bombón para saber qué ocurría. Sentí algo extraño en la espalda, como un escalofrío, así que volteé y me topé con los ojos semiabiertos de Fiorella, que me miraba, definitivamente me miraba. Sentía que adivinaba que estaba a punto de marcharme.
    
    —Lo siento, tengo que hacer una llamada —le dije.
    
    —Está bien, solo no hagas mucha bulla —me contestó, un tanto fría. Tal vez había llegado a leer el nombre de la remitente de los mensajes en el celular.
    
    Me paré, aún desnudo caminé al balcón, mi falo se balanceaba de lado a lado con cada paso así que busqué una toalla limpia y me cubrí de la cintura hacia abajo. Abrí el balcón y el frío aire nocturno terminó de hacerme despertar. Cerré la mampara de vidrio, pues realmente no quería incomodar a Fiorella. En la calle pocos vehículos transitaban por el lugar, siendo lo normal por lo temprano que era. Marqué el número de Daniela y esperé. Timbró varias veces, pero ella no contestó, esperé un momento y volví a hacerlo, sin resultado nuevamente. Decidí mandarle un mensaje. Un tanto incómodo escribí:
    
    —¿Dónde Estás? ¿Qué Pasó?
    
    Esperé un par de minutos, sintiendo como la piel se me ponía como de ...
    ... gallina (o gallo) por el frío cortante. Seguramente en unas horas estaría con gripe por mi descuido de no abrigarme. No había respuesta de su parte y empezaba a incomodarme. Voltee para volver a la cama, besaría a Fiorella y succionaría sus grandes pechos para entrar en calor, si ella se sentía dispuesta podríamos por fin usar ese extraño sillón tántrico que aguardaba en una esquina de la habitación. Y el celular timbró, ella me estaba llamando, le contesté de inmediato.
    
    —Lo siento profe, no sabía a quién acudir —me dijo Danielita con voz entrecortada, y ella notoriamente estaba llorando, eso me hizo perder toda la molestia que recién sentía por la hora y el frio.
    
    —¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?
    
    —Lo siento profe, por favor ayúdeme —sonaba realmente deshecha por el llanto.
    
    —Danielita, bebé, dime dónde estás e iré a verte.
    
    —Estoy sentada fuera de su departamento, no quería causarle problemas.
    
    —Bien espérame allí, no te vayas a mover, iré enseguida.
    
    —Lo esperaré, gracias profe —dijo, con algo de hipo de quien no se puede controlar por la tristeza, y luego colgó.
    
    Escucharla así me puso alerta, sentía la urgencia de ir, en taxi estaría a unos veinte minutos de viaje. Pedí un vehículo por aplicación y me salió que en tres minutos me recogerían.
    
    Entré como un torbellino a la habitación y empecé a vestirme, saltando sobre un pie logré ponerme la ropa interior y calzarme el pantalón, luego las demás prendas, todo ello sin percatarme que Fiorella estaba sentada ...
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