El profe (capítulo 5. Final)
Fecha: 27/02/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
... en la cama mirándome fijamente sin articular palabra alguna. En la penumbra sus grandes ojos brillaban, como si de un felino se tratase, la escasa luz acentuaba su silueta, perfilando aún más sus sobresalientes tetas.
—Te vas… —me dijo.
—Lo siento Fiorella, tengo una emergencia —le contesté, evitando entrar en detalles.
—Y esa emergencia se llama Daniela Fernández, ¿o no es así? —comentó con frialdad, retomando su carácter avasallador de siempre. Era mi amiga, pero también era una mujer implacable y muy independiente con la que había tenido un excelente sexo. Todo ello me hizo sentir culpable, pues ella merecía algo mejor.
—Lo siento, nuestra fiesta y lo que vino después fue fantástico, pero ha pasado algo, no sé bien qué y ella me necesita —le dije, evitando su mirada.
Se quedó un breve tiempo en silencio, justo cuando yo terminaba de vestirme y alistar mis pocas pertenencias sueltas ella se levantó y avanzó hacia mí. Pensé que querría agredirme, pero en vez de eso tomó una de mis manos y la llevó a su enorme seno, y con la otra me agarró la verga por encima del pantalón.
—Ahora tú también eres mío —me dijo, casi como un susurro, apretando un poco mi pedazo, para soltarlo y volver a la cama—solo recuerda eso.
—Lo recordaré —le dije, saliendo de la habitación.
El viaje de retorno resultó sumamente rápido, pues las calles estaban aún poco transitadas, descendí del vehículo e ingresé a mi condominio, subiendo las gradas, en la oscuridad la encontré, ...
... sentada en el piso, encorvada, prácticamente abrazando sus rodillas mientras sollozaba. El verla así me partió corazón. Tenía puesto un vestido enterizo muy pequeño, con brillos y encajes, similar al que tenía puesto el primer día que salimos. Al estar así sus piernas quedaban a la vista casi en su totalidad. Me agaché y le toqué un brazo, que estaba sumamente frío.
—Ven, entremos —le dije, tomándola de ambos brazos para facilitar que se levantara. Ella temblaba y mantenía la cabeza gacha, pero hizo caso y me acompañó.
La hice sentarse en el sillón de siempre, y raudo puse agua a hervir mientras tomaba una manta y volvía para cubrirla, abrigándola con un abrazo, ella se movió en el sillón y acomodó su cabeza en mi muslo, así que le empecé a acariciar el cabello.
—Cuéntame qué ha pasado —le sugerí.
—Gracias por recibirme —me dijo, sin agregar nada más.
—¿Acaso no confías en mí? —pregunté, pues seguía intrigado por el motivo de su llanto, de todo lo que pudiera estar pasándole.
—Es que, él me pegó, y esta vez se pasó de la raya —dijo, rompiendo en llanto— me hizo doler mucho, me golpeó con su puño y luego me pateó, me insultó y me botó de su casa, me hizo sentir basura —dicho esto ella se rindió a la tristeza y lloró descontrolada.
Solo atiné a seguirla acariciando, a susurrarle que ya estaba segura, que no tenga miedo, pues allí nadie más le haría daño. Poco a poco el calor y mis palabras hicieron mella y la calmaron. Me levanté un instante y le preparé café, ...