1. Usada en un parking


    Fecha: 04/03/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Giani7, Fuente: CuentoRelatos

    ... Amo? Eres tú?
    
    - Eres más perra de lo que pensaba...
    
    - No sabes como me tranquiliza escuchar su voz, estaba muy nerviosa
    
    Para mi, era increíble ese nivel de entrega. Fácilmente podía haber sido cualquier tarado, pero ella confió en mí hasta el punto de entregarse de ese modo. Tenía que recompensarla, a pesar de que fuese a castigarla como sumisa, y también por osada.
    
    Sin esperar mucho más comencé a besarla. Ella se fundía entre mis labios, yo escuchaba las esposas dando tirones como si quisiera usar sus manos, aun sabiendo que no podría
    
    Saqué su top, y deje sus tetas al aire, y como buena esclava, había recordado sus normas y traía pinzas puestas. Metí la mano hacia sus partes más íntimas, notando de lleno como estaba húmeda fruto del morbo de la situación. Seguí recorriendo y pude palpar el diamante del plug que traía insertado en sus adentros. La tumbe sobre el asiento y levante sus piernas. Al final de ellas, adornándolas como una estrella en un árbol de Navidad, los tacones rojos de prostituta que traía. Empecé a lamerlos y a lamer sus pies, mientras alternaba las manos en su coño. Mezclaba gemidos con el efecto de pequeñas cosquillas en sus pies, pero rápido se dejó llevar. seguí subiendo por sus muslos, la fui desnudando, inunde mi cara en su tanga y con la boca se lo quite, solo para llevarlo a la suya y metérselo dentro, obligándola a lamer su propios jugos. Cogí dos cuerdas que tenía en el coche y proceder a atar cada uno de sus gemelos a sus ...
    ... muslos, dejándola abierta y expuesta. Iba a empezar con el postre, así que la mejor forma de aliviar la tensión inicial era comerla y lamerla entera. Hundía mis dedos en su vagina mientras lamia su clítoris y le pasaba el vibrador con intermitencia. Ella, que no sabía ya como colocarse, bailaba de lado a lado, en una mezcla de placer, dolor, morbo, tensión y ganas de más. Empujaba sus caderas hacia mi cara a la par que mezclaba gemidos con gritos.
    
    Después de 20 minutos y tres orgasmos, decidí que su rato de calma había pasado y paré. Retire sus bragas de la boca, y antes de poder siquiera limpiarse las babas, coloqué una mordaza de bola que prácticamente le hacía sentir la mandíbula desencajada. En un rápido movimiento, le quité el antifaz y le coloqué una capucha de cuero, ajustada, con dos agujeros minúsculos a la altura de la nariz y uno a la de la boca. Decidí retirar el plug que traía, casi de golpe, lo cual la hizo casi saltar, y lo sustituí por uno a pilas que vibraba. Mientras asimilaba todos los cambios, sus piernas habían dejado de estar atadas, y ahora ya estiradas, eran a sus tobillos a los que les rodeaba una cuerda.
    
    A partir de este momento, vivió media hora de continua tortura. Azotes en las nalgas, en los pies y en los gemelos, tumbada boca abajo sobre mis piernas, mientras la masturbaba alternamente de forma extrema. La cuerda sobrante le rodeaba el cuello, y le cortaba el aire cada vez que yo tiraba. Así pasó los minutos, contando las secuencias: Azotes, ...
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