1. Elina


    Fecha: 12/03/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Theresa1986, Fuente: CuentoRelatos

    ... definitivamente.
    
    Nos quedamos pegaditos acariciándonos las espaldas, los muslos, él mis senos, yo su pene. Nos besaaamos... apasionadamente. Me empujó sobre la cama, me acomodé boca arriba. Él se subió, me abrió las piernas y se puso de rodillas entre ellas. Pero yo lo tomé de los brazos hice que se quedara a lo largo sobre mí. Nuestras manos recorrían de un lado al otro nuestros cuerpos. Rodamos y quedé sobre él. Apoyé mi frente contra la suya. Él enredaba sus dedos en mi pelo. Me moví un poquito hacia abajo y lo besé solo en los labios. Seguí deslizándome hacia abajo y llegué a sus tetillas, que mordí delicadamente. Continué mi ruta hacia el sur hasta llegar a su pubis y sentir su pene tocar mi mentón.
    
    Mi dedo índice tocó la punta de su glande y después siguió hasta la base de su verga. Mi boca entreabierta quedó con su capullo detenido entre mis labios. Así estuve un buen rato, hasta que asomó mi lengua que redondeó ese glande. Levanté la vista para ver su mirada, pero estaba con los ojos cerrados en dirección al techo. Su respiración era fuerte, forzada. Mi boca se apoderó del capullo de su pene, y en seguida del resto de su miembro. Claramente me llegaban sus pulsaciones. Mantuve su verga quieta pero presionada por mi lengua lo más profundo que pude. Sabía que con muy poco tiempo más eyacularía en mi boca. Pero no, no fue así. El hombre tenía un gran control de sí mismo.
    
    Sacó su pene de mi boca. Me hizo girar y quedé nuevamente hacia arriba, volvimos a la ...
    ... posición inicial en que el se puso de rodillas entre mis piernas. Estiré los brazos y le agarré la cabeza y entrelacé mis dedos con su pelo, sin dejar de mirarlo. Él tomó su miembro viril con su mano y comenzó a pasear por mi vagina. Varias veces rodeó mi clítoris con la punta de su pene, otras acarició mi clítoris siempre solamente con su mástil. También lo paseó por mis labios vaginales.
    
    Bueno, no soy de madera, entré en un estado de excitación tremendo, me retorcía de un lado al otro. Gemía desde hace rato pero ahora un profundo y sonoro gemido anunció la llegada de un orgasmo. De inmediato, con su pulgar embadurnado por mis fluidos me acarició mi clítoris. («Este tipo no me da descanso, no hace 10 segundos que acabé y me sigue masajeando en ese punto», pensé). ¡Uuuy! Me está matando, me va a provocar un nuevo orgasmo, me duele todo, estoy inflamada, me voy a desmayar, y... todavía no me ha metido ese palo en mi concha.
    
    "¡No, no, no! ¡Aaaay! -exploté otra vez. Lo miré, nos cruzamos las miradas.
    
    Muy rara vez hablo cuando hago el amor, pero esta vez no pude evitar decirle: "¡Malo! Me provocaste dos orgasmos en menos de un minuto. Casi pierdo el conocimiento. Me vas a matar así."
    
    ¡Oh no! No se había olvidado de su pija. Sí, en ese preciso instante hacía su entrada triunfal en mi templo sagrado. Se mantuvo de rodillas, algo tumbado hacia atrás, y me levantó de las nalgas elevando mi pelvis para que mi vagina y su pene dialogaran plácidamente como viejos amigos. Hay que ...