Una explosión repentina de sexo
Fecha: 15/03/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos
... quizás ella lo facilitó. Cuando la llamó, ella pareció sorprendida, pero no mucho, en medio de risitas le contestaba las indirectas de aproximación. ¡Nooo…! ¿Cómo crees que voy a salir contigo? ¡Nooo! Al reírse, le estaba indicando que esa respuesta era tapadera. Sí quería salir con él. Se sonríe recordando que cuando él después de varias veces de llamarla por teléfono, ya le decía: Te voy a coger… te voy a coger… Ella le respondía riéndose que no, que jamás… En su interior, ella sabía que si quería que sucediera, que era lo que deseaba. Aunque no se lo confesara.
Obviamente entre broma y broma, le sugirió platicar en “aquel” lugarcito cercano, donde podrían verse y platicar a gusto unos minutos. O quizás habiendo estudiado sus costumbres, la encontró “casualmente” en la calle, fuera de la vista de la familia. Viendo la situación a la distancia de los años, fue el momento mágico en que la Patita sin ninguna duda decidió abrirle las piernas al Cabrón. Ese fue el momento virtual de su entrega… preámbulo a lo que ocurrió unos días después.
Se encontraron en un lugarcito donde pudieron conversar y verse a los ojos, de cerca y muy directamente. En algún momento se abrazaron y las manos de ambos comenzaron a correr, poco después, cuando la abrazó, ella sintió que no quería salir de ese abrazo, de esos brazos, de esos besos. ¡era celestial! era una sensación que no había sentido nunca, que no conocía y en la que se dejó llevar como un bote en un torrente fuerte, sin frenos, ...
... sin peros, sin obstáculos. Sin pensar en nada más que en aquel momento. Fue ahí que, por primera vez, el abrazo fue acompañado por caricias en las nalgas, sin objeción, sin dudas. ¡Ya eran de él!
El Cabrón sintió claramente la reacción, que estaba siendo obvia, para él las posibilidades de cogérsela ya no eran posibilidades, ya estaban a la vista, ya eran reales, eran solo cuestión de tiempo y habilidad de su parte para encontrar o armar el momento oportuno.
No dejó pasar mucho tiempo, la siguiente vez que se encontrarían, unos días después, ya fue combinado, ya marcando hora, lugar y tiempo disponible. Ella fue vistiendo un vestido leve y amplio en vez del pantalón ajustado que acostumbraba, ya sabía lo que iba a pasar, y pasó. Él iba en un coche, hábilmente supo que de esa forma sería la única posible para poseerla. No tenían tiempo, ni espacio, ni locales adecuados, los moteles eran pocos y lejos. Solo de coche, no muy lejos y rápido.
Impaciente, él llegó primero atento a verla, sabía perfectamente por donde legaría, la vio de lejos y le hizo seña con la mano para identificarlo. Ella se subió nerviosa e impacientemente, sentándose lo más cerca posible. Colocando un brazo por sobre sus hombros la acercó a besarse ansiosa y nerviosamente, se podía sentir el latir de los corazones. Arrancó en dirección al punto que imaginaba adecuado, un punto medio solitario, sin movimiento, donde tendrían la privacidad que ansiaban. Entre maniobra y maniobra se colocaron las manos en ...