Una explosión repentina de sexo
Fecha: 15/03/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos
... frustración se enteró que él tenía el problema de eyaculación precoz, lo que limitaba enormemente el placer de tenerlo adentro. Un problema.
Sin más demora regresaron a sus tareas habituales, simulando que no pasaba nada. Aunque a ella le costó mucho trabajo controlar sus nervios, para aparentar alguna normalidad.
Para la segunda vez que se encontraron, ya todo fue muy fácil, ya no había temor ni dudas, ya sabían cómo eran, solo restaba el enorme placer de ser cogida, de sentir aquel monstruo dentro de su ser íntimo. Impaciente lo sacó para verlo de nuevo, él la veía, sabedor y orgulloso de la admiración que causaba su herramienta, lo admiró de nuevo, ya con cierta calma, preparándose mentalmente al dulce tormento, ahora, tranquila, lo acarició y recibió alegremente de nuevo, esta vez con más emoción e increíbles sensaciones de sexo.
Como corresponde, primero en la boquita, el Cabrón no se vino, se esperó a metérselo por la chucha. Se pasó al coño para cogérsela de nuevo, igual que la vez anterior. Ya no importaron los gritos, ya no importaba el mundo. Solo estaban ellos dos en el Universo.
El momento fue breve de nuevo, como antes. Él terminó rápidamente. Además no tenían mucho tiempo, tenía que ser rápido, de nuevo ella estaba de escapada, además estacionados en una calle, discreta, pero aún con cierto riesgo, más bien temor, ese elemento quizás hacía la situación más excitante. Algunos llaman a esto “un rapidito” expuesto.
Aunque en ese momento ella no ...
... pensaba, era solamente un tremendo huracán de sensaciones y sentimientos, una vorágine que la estaba arrastrando a no sabía dónde. No hubo muchas palabras, tenían que apurarse. Nuevamente él le descubrió y besó los pechos, sin dudar se bajó los calzones y subió el vestido a la cintura. Se bajó a mamar el monstruo, y, sentada de piernas abiertas recibió de nuevo aquella vergota enorme, larga y gruesa como nunca se habría imaginado que hubiera, y mucho menos que se la fueran a meter.
Al regreso a su habitual, comenzó a pensar la situación, la tremenda emoción había comenzado a ceder ante su realidad, las palabras de él eran hipnóticas: “Vente conmigo, vámonos lejos, yo te tengo bien” La tentación era muy grande, pero había comenzado a tener dudas, a volver a su realidad, a su familia, su ambiente, a su vergüenza. Él le decía que se fuera con él, que estaría bien, sin decir, como estaría, ni dónde. Ella sabía que él era peligroso, en la familia se repetía con certeza, sin saber lo que hacía, pero sí, que era algo peligroso, prohibido, que era ilegal lo que hacía, los rumores familiares eran de que era un narco, un sicario o algo parecido. Lo tratan con cierto temor. Medio séria, sin seguridad, cada vez le respondía que no se iría con él. Y no se fue.
Aún encantada, aceptó verlo de nuevo, en condiciones semejantes.
Estaba hechizada, cuando lo encontró una tercera vez. Ya sin titubear, entrando al coche se acariciaron con la confianza de saber cómo eran sus cuerpos. A una leve ...