Una explosión repentina de sexo
Fecha: 15/03/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Patita Putita, Fuente: CuentoRelatos
... las piernas acariciándose nerviosamente. Sin dudar, él se deslizó de inmediato por los muslos, que inquietos lo recibieron contentos. Pronto los dedos ya estaban acariciando la papaya, con Putita apoyando la cabeza en el respaldo, y suavemente acariciando el bulto que sentía en la entrepierna de él. Al estacionarse, sin dudas ni remilgos se abandonaron a los juegos eróticos, a los besos profundos, caricias y abrazos apretados pasionales, íntimos, más próximos, más de deseo, más de hambre de uno y de otro, era el inicio de una explosión de pasión repentina, explosiva por parte de los dos. Sorprendida, descubrió que se emocionaba mucho, gritaba de excitación y calentura, como no lo había hecho desde recién casada. Hasta hoy recuerda sonriente el placer y los gritos que dio cuando el Cabrón se la estaba cogiendo.
Las manos corrieron libres, pronto pasaron de las rodillas a los muslos y a las nalgas, sin ninguna objeción, libres de resistencia. Corrieron por las piernas. Ella correspondiendo, terminó de aterrizar en la bragueta, abriéndola, (¿O fue él?) para tocar y acariciar el bulto ya duro del instrumento que la iba a atormentar. Con ansia, las manos del Cabrón penetraron las pantaletitas apretando, acariciando las nalgas, e introduciendo los dedos por el ya muy mojado coño, con las piernas abiertas a los lados haciéndole guardia. Y sacándolas, arrancándolas de cualquier manera.
Soltándole la blusa por detrás, los pechos quedaron accesibles, gritando que querían ...
... caricias. Correspondiendo, ella le acariciaba el enorme y duro garrote.
La Patita se entregó totalmente en esas condiciones, ya solo en los juegos preliminares con los dedos, su chucha era un rio caudaloso, demandando estar más que dispuesta a entregarse al Cabrón.
Al sacarle la verga se llevó una gran sorpresa, cuando vio que era un animalote enorme y duro, que apenas le cabía en la manita. Recibió de premio extra esa vergota enorme, muy dura y gruesa. En silencio y sorprendida, la admiró unos instantes y se bajó a mamarla, en seguida ya la estaba mamando golosamente, apenas le cabía la cabezorra y un poco más en la boca, sintiendo que le dolían las quijadas por el esfuerzo, no entró mucho más simplemente no cabía. Fue lo suficiente para que el Cabrón se viniera por primera vez, llenándole la boquita de porra. Tuvo unos momentos para volver a admirar la cosota, viendo el volumen del aparato que estaba deseando, suyo por esos momentos de hirviente pasión. Esperaba, ansiaba que se la cogiera, que se la metiera hasta adentro de su ser.
Después de unos momentos, la vergota seguía muy dura y cachondamente, la colocó en medio del asiento, de piernas muy abiertas y se la cogió. El animalote entró sin ningún trabajo ni dificultad, hasta los huevos, llenándole a satisfacción la cosita, y a toda ella, haciéndola gritar de excitación, de calor femenino, de locura. Nuevamente el Cabrón se vino rápido, dejándola con ganas de más tesón, de más placer, de más metidas. Con alguna ...