1. El nuevo curso (IV)


    Fecha: 17/03/2025, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... las llaves; cogió su cazadora, se calzó unas deportivas y se dirigió al gimnasio. Una vez allí, la combinación de olores (sudor, desinfectante, ambientador) y sonidos (gruñidos, el ruido de las máquinas, conversaciones y risas) consiguieron tranquilizarle. No sentía por el deporte la misma devoción que Carlo, pero también le ayudaba. Se encaminó con pasos rápidos hasta la máquina elíptica, donde comenzó su rutina, intentando despejar su cabeza.
    
    Cuando por fin terminó con la elíptica el sudor le corría espalda abajo. Su cabello rojizo se rizaba en ondas indefinidas y jadeaba. Sin pensar demasiado en lo que hacía se subió a la cinta de correr. Programó el aparato y pronto se encontró corriendo, esforzándose por mantener la respiración controlada. Sus pies golpeaban la cinta con un sonido rítmico, familiar, como el pulso de un metrónomo. Aumentando más el ritmo aceleró la marcha. Ahora inspiraba el aire a grandes bocanadas, esforzándose, llevando su cuerpo al límite. Su corazón bombeaba con fuerza, cada vez más rápido, atronando en sus oídos. Cuando la máquina por fin se detuvo se agarró a los brazos de la cinta, inclinándose hacia delante para recobrar el aliento.
    
    Mirando el reloj que colgaba de la pared se percató de que le quedaban quince minutos para que Enrique pasase a buscarle, si se mantenía fiel a su palabra. El miedo a una nueva decepción todavía rondaba por su cabeza, le atenazaba las entrañas y le causaba un sordo dolor en el pecho, semejante al que había ...
    ... sentido los últimos meses de su relación con Mateo. No obstante, sabía que Enrique no tenía la culpa de que se sintiese así, y solo con pensar en él su corazón aleteaba como un pájaro. Duchándose a toda prisa se secó el pelo con la toalla en cuanto salió de la ducha. Introdujo la ropa que había usado para hacer deporte en una bolsa extra, que evitaría que apestase la mochila, y se vistió a toda prisa, peinándose las ondas rojizas con los dedos.
    
    Fuera del gimnasio, la temperatura había caído vertiginosamente. El aire húmedo y frío se le colaba por debajo de la cazadora, estremeciéndole. Estaba a punto de volver a entrar en el gimnasio para esperarle dentro cuando un golpe tímido en su hombro le sobresaltó. Girando sobre los talones se encontró cara a cara con Enrique. Le miraba con una sonrisa tímida y recatada en la cara y los claros ojos azules brillando. El chico se inclinó hacia delante ligeramente, acercándose a Damián un poco más antes de retroceder, con las mejillas como la grana. Damián se le quedó mirando, ligeramente desconcertado.
    
    –Hola… –le saludó Enrique en un tímido susurro– ¿puedo darte un beso? No sé si te parece bien, estando en la calle y eso.
    
    La sonrisa de Damián remarcó sus hoyuelos, iluminando toda su cara. Inclinándose hacia delante sostuvo la cara de Enrique entre las manos, notando el calor que irradiaban sus mejillas, y apretó sus labios de coral contra los del chico, que le echó las manos al cuello para atraerle más hacia él. No hubo ninguna ...
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