1. El nuevo curso (IV)


    Fecha: 17/03/2025, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... todavía que le observaban el joven enjabonó despacio su pubis lampiño, pasando después la mano por su pene que tampoco permaneció ajeno a sus suaves atenciones. Enrique retiró el prepucio con delicadeza y terminó de limpiarse, pasando después las manos jabonosas por sus testículos y por las ingles, para terminar en sus nalgas. Damián observó con atención como el joven las apartaba ligeramente y se enjabonaba entre ellas. No se deleitaba, era algo rutinario. Cuando el chico se enjabonó las manos al terminar, desplegó la mullida toalla de color beige, listo para recibirle. Con una sonrisa traviesa esperó a que abriese los ojos, disfrutando de su sorpresa al verle allí.
    
    –¡Damián! ¿Cuánto llevas ahí? No te he oído entrar.
    
    Percatándose de su súbita vergüenza le echó la toalla por encima, aprovechando a abrazarle. Pegando la nariz contra su cuello inhaló el aroma del jabón que emanaba de su piel caliente, suave y húmeda. Con mucha ternura secó al chico, que se dejó mimar y acariciar emitiendo un murmullo de agradecido placer.
    
    –No me respondiste cuando entré y luego oí la ducha. He dejado las llaves a la entrada.
    
    –Podrías haberme dicho algo después, cuando estabas aquí. Ahí sí te hubiese oído –dijo ligeramente atontado por el masaje que le estaba dando Damián.
    
    –Lo sé, pero estabas tan sexy… no pude evitarlo. ¿Te has enfadado? Si es así, lo siento. No volveré a hacerlo –se comprometió bajando el tono.
    
    –No, no me he enfadado, aunque si hubiera sabido que me mirabas ...
    ... no me habría soltado tanto –reconoció con una sonrisa vergonzosa.
    
    Damián soltó una risilla, complacido por haberle pillado y por saber que su fechoría quedaría sin castigo. Sin soltarle le envolvió la toalla en torno a las caderas estrechas y acarició su espalda, deslizando las manos hasta su costado. No las había notado antes, pero ahora sí se fijó en las pequeñas estrías blanquecinas que marcaban la piel morena de su novio. Casi imperceptibles salvo a muy corta distancia. Pasó los dedos por ellas y le abrazó con fuerza, besando su cuello con ternura y a la vez con deseo. A pesar de lo que le había asegurado antes no podía evitar sentir un irrefrenable impulso de llevarle a la cama y acostarse con él, pero también deseaba sólo tumbarse y hablar, seguir conociéndole. Dividido cerró los ojos y rodeó su pecho con los brazos, estrechándole contra él mientras Enrique terminaba de secarse el pelo.
    
    –¿Qué quieres hacer? –preguntó sin soltarle, con la cara hundida en su nuca.
    
    El joven guio su mano hacia delante, con suavidad. Damián se dejó guiar por el cuerpo cálido y fragante de Enrique, sintiendo bajo sus dedos la musculatura de Enrique que continuó llevándole por su cuerpo, hasta que su mano reposó sobre su notable erección. El joven levantó la cara y le miró directamente, con el deseo tiñendo sus claros ojos azules y una cálida sonrisa en la cara. Damián comprendió que era tan solo una invitación, en ningún caso una imposición. Si no quería continuar lo aceptaría sin ...
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