1. Tu madre, nuestra puta (5)


    Fecha: 17/03/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Relatador2022, Fuente: CuentoRelatos

    ... los zapatos de tacones blancos.
    
    “Buenos días”, dijimos todos,
    
    “Muy abrigada, ¿no Marisa?, la pregunté
    
    “Al despacho de Dompimpon, hay que ir vestida acorde para ocasión”, contestó ella.
    
    “Madre mía que miedo me das”, la dije entre risas.
    
    “No, no te creas que voy en cueros debajo y cuando entre en el despacho me abriré la gabardina, en plan exhibicionista. Ya lo veréis”.
    
    Nos dirigimos a los dos coches. Oscar, hacia la casa de Dompimpon, y nosotros tres hacia las cuatro torres. Marisa, llevaba consigo la bolsa con el dinero.
    
    “Chicos, defender esta bolsa con la vida”, nos dijo.
    
    Sonaba fuerte.
    
    Cogimos la M-30, en menos de 20 minutos estábamos en el aparcamiento de las torres. Allí ya seguimos las indicaciones de Marisa.
    
    Bien ahora hay que pasar por la recepción, decir dónde vamos y subir. Vosotros seguidme.
    
    Llegamos hasta el ascensor. Allí Marisa, se quitó la gabardina.
    
    “¿Que os gusto?”, nos preguntó.
    
    Los dos nos habíamos quedado boquiabiertos.
    
    Llevaba un short que yo creo que era el short más pequeño que había visto nunca. Era un tanga, un poco más grande, de color vaquero y arriba una camiseta cortada sin miramientos por debajo de las tetas. Se notaban los cortes irregulares, para que se viera que están hecho adrede. Además, marcaba muchísimo los pezones.
    
    “Ese atuendo, me lo mando llevar a una de las sesiones, y además saliendo así de casa. Ni os cuento la vergüenza que pase, menos mal que no me cruce con ningún vecino. Lo he adornado ...
    ... con un resaltador de pezones, para ir empitonada. Se trata de llamar bien la atención. ¿Alguno me lleva la gabardina?”, dijo Marisa.
    
    Lo que hace el dinero. Ella estaba ahora segurísima de sí misma, y se atrevida literalmente a desafiar a Dompimpon, con ese atuendo.
    
    Llegamos a la planta. Ni que decir tiene que todas las miradas se fijaron en Marisa, sobre todo en sus tetas y su culo.
    
    Marisa sabía perfectamente el camino al despacho, pero, no obstante, se recreó recorriendo la oficina, hasta llegar a la mesa de la secretaria.
    
    “Hola cariño, dile a tu jefe que quiero verlo”, le dijo Marisa a la chica que la miraba incrédula de arriba abajo.
    
    “Don Jorge, está aquí la señora Marisa. Quiere verle. Viene con dos jóvenes, y sería interesante que la recibiera lo antes posible… Ya lo verá”
    
    “Pueden pasar” nos dijo la chica.
    
    Entramos en el despacho. Pablo mando el OK a Oscar.
    
    Al verla, a Dompimpon, le cambio la cara.
    
    “¿Pero ¿cómo vienes así vestida aquí?”, la pregunto levantándose como con un resorte, y yendo a cerrar la puerta del despacho.
    
    “¿Que pasa hombre?, ya me has visto otras veces vestida así”, le contestó Marisa
    
    “Si, joder, pero no en mi despacho. Pareces una puta, y yo no recibo putas en mi despacho”, dijo el cada vez más nervioso.
    
    “Bueno como tal me has tratado, no tienes de que extrañarte”, le contestó Marisa.
    
    “Y estos dos quienes son, ¿tus guardaespaldas?, preguntó refiriéndose a nosotros.
    
    En ese momento le sonó el móvil.
    
    “Coño, mi ...
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