1. Costa del Sol


    Fecha: 04/08/2017, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... suficiente para que la polla del amante entrase en su coño, las palmas de sus manos sobre la hierba para impulsarse mejor; balanceaba sus cintura de arriba a abajo y, de vez en cuando, hacia derecha e izquierda; pudimos oír débilmente sus gemidos agudos. "Alexandra, ¿has visto?, esto es... esto es..."; "¡Esto es el Paraíso!", me interrumpió Alexandra con una sonrisa de oreja a oreja.
    
    Abrimos la puerta del piso y una sensación alegre, de apertura, de esperanza, hacia un futuro mejor, como la de aquel que ve su objetivo cumplido, nos invadió. Dejamos nuestras maletas con ruedas en el vestíbulo, encendimos las luces y contemplamos satisfechas el que iba a ser nuestro cuartel general, y hogar, durante dos días. Luego nos recostamos sobre el chaise lounge cuán largas éramos, hechas un revoltijo la una sobre la otra. Pronto, Alexandra comenzó a desabrocharme la camisa. Yo no llevaba sujetador, ya que, al ser la que conducía, me lo había quitado para estar más cómoda en esa función, y mis tetas emergieron de entre la abotonadura, francamente liberadas, y Alexandra, nada más verlas florecer entre las telas, inclinó su cabeza sobre ellas para besarlas, mordisquearlas, succionarlas. "Ah, Alexandra, qué bien lo vamos a pasar aquí", musité acariciando su cabello suave y rubio, "sin conocer a nadie"; "Sí, Sofía", alegó ella mientras introducía una mano bajo mi falda; "¡Ooohh!", suspiré. Más tarde nos acostamos desnudas en la cama de matrimonio; mis tetas aplastadas en la espalda de ...
    ... ella, la prótesis, fija en mi cintura, dentro de su culo, mis manos sobre sus lindas tetas; mi boca, jadeante, en su nuca.
    
    Bueno, sí, qué os digo, empiezo el relato con un hombre y, a estas alturas, estoy con una mujer. Es que..., en fin, ¡me gusta tanto Alexandra! Los padres de ella son de origen eslavo, y ella ha heredado esos genes que a mí tanto me atraen sexualmente, hasta hace poco. Alexandra tiene la piel blanquísima; sus ojos son azules, su cabello es rubio, largo y fino; tiene en sus tetas un tesoro, pues están perfectamente moldeadas y son grandes, floridas diría yo, con unas anchas areolas sonrosadas y unos pezones muy redondos, apetecibles como caramelos; su cintura es fina, sus caderas anchas, sus piernas fuertes, su culo prieto y su chocho... su chocho es un dibujo precioso. Ah, Alexandra. ¡Pero a ella lo que le gusta es ser penetrada por cualquier agujero de su cuerpo, os lo aseguro!
    
    Sigamos con el relato.
    
    Por la mañana, a eso de las nueve, nos despertamos:
    
    "Oh, buenos días, Alexandra, ¿qué tal has dormido!"; "Oh, buenos días, Sofía, muy bien, ¿y tú?"; "También..., bien, ¡qué hambre tengo!, me comería, me comería..."; "Yo también, me comería...". Ambas nos echamos a reír.
    
    Yo había guardado unas galletas y unos minitetrabriks de zumo. Eso fue lo que desayunamos. Sintonizamos Canal Fiesta en la radio y, a ritmo del pop que oíamos, deshicimos el breve equipaje, separando las toallas y ropas de baño con rapidez: nos esperaba un grato día de playa. Nos ...
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