Cierra la puerta
Fecha: 02/04/2025,
Categorías:
Gays
Autor: superrapado, Fuente: CuentoRelatos
... tientas, me dirigí donde Santos esperaba. Me cogió de una mano y me sentó a su lado.
Algo de luz se filtraba por debajo de la puerta, aunque débil como la de una lejana estrella.
“¿Qué ocurre?”
“Nunca me he sentido cómodo en la oscuridad. Me asusta”
“¿Estás asustao?”
“Puede que sí”
“¿Me tienes miedo?”
“No te conozco”
A su lado, comencé a experimentar un calor extraño, como una fiebre repentina.
“¿Me tienes miedo?” -repitió la pregunta.
Posó una mano en mis hombros y la deslizó hasta mi cuello. El tacto áspero de sus dedos me erizó la piel.
“Decías que eras un chavalote salido”
Por un momento dejó de acariciarme. Y yo me oí tragar con dificultad. Pero al poco, reanudó las caricias a la vez que decía: “Mi hermano y yo nos desnudábamos a oscuras cuando llegaba la hora de acostarnos. Y a oscuras nos metíamos en este catre. A mi hermano no le gustaba dormir con ropa. Ni pijamas ni calzoncillos. Y si yo me los dejaba, se enfadaba”
Santos me atrajo hacia sí. Su cuerpo ardía.
“Era más pequeño que yo pero tenía el doble de genio. Me dominaba. Y cuando dormíamos juntos aquí, en este cuartucho, con este olor... “
Sus labios me rozaron la nuca en algo parecido a un beso que me provocó una corriente emocional imposible de contener.
“¿Solo dormíais juntos aquí?”
“Solo. A veces me decía: voy a desnudarte yo porque no me fío de que te quedes en bolas. Y me desabrochaba botón a botón”
Sus dedos abrieron un botón de mi camisa y entraron ...
... por el hueco hasta posarse en mi pecho.
Mi sexo se hinchó dentro de mis pantalones.
“¿Te gustaba?” dije.
“Me... calentaba. Pero era mi hermano. Y todo estaba oscuro. Sus manos me bajaban los pantalones y me quitaban los calzoncillos. Y después me los ponía en la cara pa que los oliese. Olor a sudor y orines. Mi olor. Y yo me empalmaba. Y él lo sabía. Sabía que me empalmaba. Y se burlaba. Eres un cochino -me decía- Te la pone tiesa la peste a meaos. Y se metía en la cama sin esperar a que yo le desnudase porque decía que yo no sabía, que lo hacía mal. Entonces, cuando me acostaba con él, le agarraba del cuello así...”
Santos me atrapó con un brazo hasta casi asfixiarme.
Mis peores presentimientos dieron un paso al frente. Pero no protesté y, con el miedo en el alma, esperé un desenlace.
“Él se quejaba, me llamaba bruto y animal... Y con una mano me agarraba la polla para retorcérmela. Pero eso a mí me la ponía más y más dura y acababa por cogerle la suya y retorcérsela también. Suéltame, me decía. Te soltaré cuando tú me sueltes la minga, le respondía. Te estás meando, me acusaba porque se me escapaba esa cosa pringosa que sale cuando te pones cachondo. Entonces le apretaba contra mí y juntaba mi polla con la suya. Te voy a mear encima, le amenazaba. Él tenía el doble de genio que yo, pero yo tenía el doble de fuerza que él... y también el doble de polla. Y le paralizaba con mis brazos. Ya sabes, un abrazo de chavales revoltosos y juguetones. Un abrazo que sólo ...