Mis vecinas de al lado
Fecha: 06/04/2025,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... eres un extraordinario relaciones públicas, que te expresas en diferentes idiomas de forma más que correcta, que atiendes a los clientes de una forma maravillosa, pero eres incapaz de llevar ni la dirección ni la contabilidad de nuestra empresa. Por ello he contratado a una muchacha preciosa, inteligente, y parece que trabajadora y seria para ese menester, y de paso para ver si de una puta vez dejas de escribir novelas y te interesas por una mujer. La que he contratado se llama Mary, tiene 23 años, es una morena guapísima, ojos azules, con una cara de artista de cine y un cuerpo de infarto. El lunes te la presentare y tú te encargaras de despachar con ella, que yo no tengo ganas.
- Joder papa, - le conteste yo – ya te lo he dicho muchas veces, no tengo ganas de comprometerme por ahora, me gusta escribir y me gusta la soledad. En cuanto a mujeres ya sabes que no ando falto, pues muchas de las extranjeras que vienen al hotel me dan lo que necesito.
- Bueno, tú mismo. – mi padre parecía que claudicaba y termino – De todas formas, tienes ya 32 años y tienes que pensar en tener una familia, pero ciertamente ya eres suficiente mayor para tomar tus propias decisiones.
Evidentemente mi padre, que me conocía muy bien, supo desde el primer momento en que vio a Mary, que me iba a enamorar, pues tengo que decir que lo que mi padre me conto de ella solo era una parte. Además de guapa y buen tipo, era enormemente simpática, tenía una sonrisa que cautivaba y una risa que ...
... contagiaba. Me enamoré de ella locamente en el mismo momento que la vi. Otra cosa fue conquistarla, ya que, a pesar de mis insinuaciones, mis invitaciones y mis lisonjas hacia ella se mantenía lejana y distante, aunque siempre muy amable y simpática.
A los cinco meses, teníamos una relación muy fluida, incluso podría decir que éramos amigos más que compañeros y nos llevábamos muy bien. Por esas fechas a mi padre le dio un infarto y falleció repentinamente y yo lo lleve muy mal, más bien fatal. Tras el entierro Mary, dándose cuenta en el lamentable estado que estaba me acompaño a la habitación que yo tenía en el hotel, y una vez allí yo me desmoroné y toda la tranquilidad que había demostrado hasta ese momento se vino abajo y rompí a llorar amargamente en el hombro de ella.
No sé si fue por lastima, o porque en el fondo me tenía cariño, pero lo cierto es que me consoló, me consoló dándome primero abrazos sinceros y besos en las mejillas, luego en los labios, y poco a poco esos besos fueron subiendo la temperatura y acabamos en la cama. Al principio me pareció que ella no terminaba de sentirse cómoda, como a disgusto o insatisfecha, más bien condescendiente, como haciéndome un favor, pero a medida que fue pasando el tiempo y yo seguía con una erección durísima, ella fue poniéndose muy, pero que muy cachonda, y acabo corriéndose, así como seis o siete veces antes de que yo terminase.
Dormimos juntos y abrazados, y a la mañana siguiente volvimos a follar como locos, y después yo ...