¿Qué me dijo mi hermana Paca?
Fecha: 12/04/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
Cuando mi marido y yo decidimos no divorciarnos y volvimos a hacer vida marital. Mi hermana, fue a verme una tarde para platicar conmigo. Le ofrecí un café, ella lo aceptó, pero más tarde dijo “Ahora, dame coñac, que necesito valor para decirte a qué vine” Me sorprendí, pero le serví una copa y me pidió que dejara la botella de “Hennessy” allí junto. Yo encendí un cigarrillo y la escuché.
–Me da gusto que hayas recapacitado y estén juntos otra vez Saúl y tú –asentí con la cabeza y esperaba una perorata moralista pues quizá ella supo que Saúl aceptó que continuara con mis amantes–. Deseo que sea para siempre y no vuelvas a involucrar a la familia en tus asuntos románticos.
–Si lo dices por lo que pasó entre Raúl y yo…–inicié con el señalamiento donde trataba de justificarme por haber seducido a su pareja y ser ello la causa de su separación.
–¡No! Eso ya pasó y lo que vine a decirte no tiene conexión con ello –me atajó la palabra de golpe– Déjame hablar– solicitó y le dio un sorbo a la copa para “darse valor” y seguir hablando–. Hace unas semanas tuve oportunidad de pasar una noche con Saúl, después de haberlo deseado durante muchos años –me soltó la confesión de golpe que me dejó callada.
–… –¡No lo podía creer! Mi propia hermana. “después de haberlo deseado durante muchos años”, ¿deseado ella?, ¿mi marido?, ¿ambos?, ¿desde cuándo?
–Iré despacio. Descubrí mi atracción por él, cuando ustedes comenzaron su noviazgo – y siguió contándome cosas que ocurrieron ...
... desde entonces.
Mi hermana tomó otro trago de coñac y yo también me serví una copa para soportar lo que ella me contaba.
–Algunos años después –continuó Paca–, cuando me estaba masturbando bajo la regadera con el jabón sin haberme dado cuenta que dejé la ventila inferior abierta; justo en el momento que terminó mi orgasmo, abrí los ojos y vi que Saúl me veía, recordarás que por esa ventila nosotras no podíamos ver bien, pero alguien con la altura de tu marido, esa ventila quedaba justo a la altura de sus ojos. De momento no lo reconocí y me cubrí las zonas con las mismas manos que me habían procurado el placer y me puse en cuclillas para que no me viera el mirón, quien empujó la ventila para cerrarla diciendo “Hay que cerrarla cuando te bañes”; reconocí su voz y me dio mucha vergüenza.
–Sólo faltaba que estuvieras fantaseando con él y hayas pronunciado su nombre…–exclamé moviendo negativamente la cabeza.
–No, todo fue en silencio –dijo, quizás aceptando que sí era Saúl el centro del pensamiento durante su gozo–. Confundida y creyendo que me vio todo el tiempo que tuve cerrados los ojos, me sequé y puse la toalla como turbante en el pelo. Colocándome la bata de baño salí y no lo vi. Caminé a la sala y él leía el periódico.
–¿Para qué lo buscabas?, lo normal es que te hubieras metido a tu cuarto que estaba en la puerta siguiente –precisé, pensando que había gato encerrado.
–Sí, así debería ser, pero… –no dijo más hasta haber tomado otro trago diciendo “más valor”– ...