¿Qué me dijo mi hermana Paca?
Fecha: 12/04/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
... Le pregunté a Saúl “¿Por qué tenías que verme así?”, refiriéndome a la acción que yo había ejecutado. “Pues porque uno se baña desnudo, pero ni te vi completa, te agachaste de inmediato”, señaló, quizá para que yo creyera que no me vio masturbarme, pero me quedó la duda si me pescó o no masturbándome y cuánto tiempo. Pero resonaron en mí las palabras “ni te vi completa” y abrí la bata diciéndole “Ahora sí puedes verme bien…” Él se sorprendió, se puso de pie mirándome de arriba abajo y diciéndome “Sí, estás muy bonita”, ¡Me cerró la bata y abrochó el cinturón de ella! “Vete a vestir, bonita”, ordenó, dando media vuelta a mi cuerpo por la cintura y sobre la bata me dio una nalgada suave.
–¿Qué hiciste después? –pregunté y le di otro sorbo a la copa.
–Le obedecí. Me fui a vestir pues se me hacía tarde para salir. ¡Salud! –me dijo, ya entonada, y continuó–. Eso fue suficiente para mí, me emocioné bastante y soñé recurrentemente que Saúl me besaba al tenerme desnuda y cargada me llevaba a mi cuarto donde hacíamos el amor después que él se desnudaba para mí y me dejaba ver el vello negro del que salía un pene turgente y dispuesto...
–Eso te ayudó a la imaginación de estar frente a él encuerada, pero antes de esta vez que estuviste con él, ¿tú lo habías visto desnudo alguna ocasión? –pregunté pues ella había cerrado los ojos al mencionar las últimas palabras, como si lo recordara también.
–Sí, él era muy escandalosos al hacer el amor contigo. Me despertaba y corría a la ...
... puerta para escuchar mejor. Una vez tenían prendida la luz y pude ver algo por la orilla del marco y la regla que sirve de tope para cerrar la puerta –ambas dimos un trago más a la copa, levantándola como brindis, pero sin decir nada–. Al día siguiente, cuando él salió a trabajar y tú a comprar lo necesario para la comida, tomé un cuchillo grande como palanca y separé la regla un poco más, a todo lo largo, no tenía pegamento, sólo clavos. De esta manera no se notaba mi fechoría, pero fue suficiente para que la siguiente vez que tuvieron la luz prendida viera las escenas moviendo horizontalmente la cabeza para que la imagen se viera completa. ¡Ah, cuantas cosas ricas te hacía tu marido!, y qué apuesto se veía con el palo mojado por tus jugos –dijo otra vez esto último cerrando los ojos–. Dos años estuve así, masturbándome con sus jadeos y, a veces, cuando tenía suerte con la luz prendida, viéndolos y sintiéndome ser yo a quien Saúl tomaba del pecho, moviéndose hasta eyacular en mí.
–¿Ya no te atreviste a seducirlo otra vez?, claro, antes de hace dos semanas –aclaré.
–Sí, hace diez años, cuando ustedes estaban discutiendo siempre por tus aventuras con Roberto. Le dijiste que ya no lo verías, pero te volvías a salir con él cuando Roberto venía a la ciudad. Una vez escuché que le dijiste cruelmente a Saúl que mejor él se buscara a alguien que lo quisiera, que tú amabas a Roberto –ahora fui yo la que se tomó de golpe lo que quedaba en mi copa pues me he arrepentido de eso y ...