La contadora madura pero muy caliente
Fecha: 15/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: RRuser, Fuente: CuentoRelatos
Me tocó hacer mi servicio social en una tienda del Seguro Social. La contadora encargada era una mujer que a pesar de tener unos 55 años se veía muy bien conservada. Delgada, alta, de pechos pequeños, las zapatillas que usaba le ayudaban a levantar sus nalgas que aunque pequeñas, se notaban firmes. Usaba maquillaje discreto, pero pintaba sus labios con un labial rojo muy intenso, tenía unos ojos hermosos de color miel los cuales cubría con unos lentes que la hacían ver muy interesante. Vestía siempre con vestidos sin mucho escote, largos, abajo de la rodilla y un poco holgados. Muy guapa, se llamaba Nicolasa, todos le decíamos la contadora Nico.
Yo hacía mi trabajo en su oficina, le ayudaba con el almacén. Aunque me atraía su personalidad yo la respetaba, me conformaba sólo con mirarla. Hasta que un día me conquistó con su lencería. Ella recogía algo del piso mientras me daba la espalda, se inclinó sin flexionar las rodillas, el vestido se le subió y pude apreciar la orilla de sus medias sujetadas por un liguero, me excitó mucho esa imagen, cuando ella se levantó volteó a ver mi reacción, yo me hice el disimulado, pero ya se me había metido en la cabeza la idea de tener algo con la contadora.
Se lo conté a mi novia Yesica y aunque no le pareció muy buena la idea de coger a una señora mayor, me dio permiso de intentar algo con ella. En ese tiempo Yesica todavía no se había cogido al maestro Mario, por eso no le agradaba la idea de coger con personas mayores.
Ya con ...
... el permiso de mi novia empecé a hacerle más plática a la contadora, cosas de nuestra vida personal y familiar, de la escuela y del trabajo. Y en poco tiempo hicimos confianza, comenzamos a hablar de cosas personales. Todos los días le decía lo guapa que se veía, ella se sonrojaba y me agradecía los cumplidos. Comencé a provocar roces entre nuestros cuerpos, a ella no parecía molestarle, aunque no le acercaba mi verga, pensando en no molestarla. Hasta que un día por alguna razón que no recuerdo, llegué tarde a mi servicio y al entrar a su oficina me llevé una gran sorpresa. Recargada sobre su escritorio estaba la contadora Nico y tras ella, un hombre gordo la estaba penetrando. El hombre se separó de ella y me gritó que si no sabía tocar la puerta antes de entrar, yo cerré la puerta casi al instante y me fui al almacén, hasta como una hora después que regresé a la oficina de la contadora, toqué y la contadora contestó que pasara.
No sabía qué decir, así que tomé mis libros de almacén y me puse a hacer como que anotaba algo. Trabajamos el resto del día. Por la noche cuando cerraron la tienda y los empleados se fueron yendo, ella se acercó a mí y me dijo que la persona con la que la había visto era su supervisor, que así es como se hacían las cosas en las tiendas para que los encargados mantuvieran sus puestos y que la disculpara por la reacción del tipo gordo. Yo le contesté que no había ningún problema, que sería discreto y que haríamos como que nada había pasado. Pero a ...