La contadora madura pero muy caliente
Fecha: 15/04/2025,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: RRuser, Fuente: CuentoRelatos
... partir de ese día nos hicimos más allegados, bromeábamos y nos teníamos mas confianza. Poco a poco se dio que empezamos a cachondear a la hora de cerrar, nos besábamos y su aliento era en verdad muy cálido, exhalaba calentura.
Hasta que llegó el día en que cogimos. Ella fue invitada a un evento en Cuernavaca por parte del trabajo y me preguntó si podía acompañarla, acepté y nos fuimos en su coche. El evento estuvo aburrido, así que ella propuso regresar después de que dieran la comida. Y así lo hicimos, nos salimos discretamente, aunque a nadie le interesaba la presencia de unos y otros en ese evento. De regreso en su auto, me preguntó si hacíamos el amor en un motel, no dudé en contestar que sí y ella se dirigió a un motel que nos quedaba de camino.
Ambos estábamos muy calientes, apenas y entramos al cuarto y ya nos estábamos besando. Nos quitábamos la ropa uno al otro, aunque yo sólo tuve que bajar el cierre de su vestido para tenerla como me gusta. Usaba un corset con ligas que sujetaban sus medias y unas zapatillas que la hacían ver más alta y levantaban sus nalgas. Hasta ese día ella vio por primera vez mi verga, pues en la oficina nunca pasamos de besos y cachondeos sobre la ropa. Ya desnudo, ella me recostó sobre la cama boca arriba, se montó sobre mí y nos comíamos a besos. Su aliento era muy caliente. Frotaba su vagina sobre mi tronco, sin quitarse la pantaleta y así estuvo hasta que tuve que preguntarle si no me iba a mamar la verga. Me contestó que no le ...
... gustaba, que ni a su marido se la chupaba. Le pregunté si me dejaría a mí hacerle sexo oral, se sobresaltó un poco y sonrojada contestó que tampoco le llamaba la atención hacerlo así, le insistí que me permitiera hacerlo y terminó por aceptar por tan insistente que estaba, mientras nos besábamos y ella seguía montada en mi verga.
La recosté boca arriba, retiré su pantaleta y al abrirla de piernas me encontré con una muy abundante mata de pelos negros y una que otra cana. Sus labios estaban ocultos por tanto vello púbico y sobre dicho pelo se notaba su humedad, ella se veía nerviosa y hasta un poco incómoda, así que me incliné y metí mis labios y lengua entre sus piernas, apenas y me sintió se estremeció y de sus labios escapó un gemido. Tomé sus piernas con mis manos y así la atraje más hacia mi boca, era una delicia beber de esa panocha de algún modo virgen en el sexo oral, yo usaba mi lengua y labios para estimularla, ella se reía nerviosa pero al mismo tiempo lo disfrutaba, pues movía sus caderas buscando abrirse más para mí e indicándome dónde hacerla sentir más placer, no tardó mucho en tener un orgasmo mientras se aferraba con sus manos a mi cabeza, gemía intensamente y su cuerpo temblaba. Yo estaba más que estimulado acariciando sus piernas y el encaje de su lencería. El sabor de su orgasmo era dulce y yo seguía con deseo de probarla más tiempo y con la idea de que ella también me la chupara, la paré sobre la cama, me acosté boca arriba y me coloqué entre sus piernas, ...