Mis odiosas hijastras (7)
Fecha: 16/04/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... me levantaba el ego por las nubes.
Estaba cumpliendo el sueño de casi todo hombre heterosexual. Pero no tenía que dejar que mi mente se ofuscara por la euforia del momento. Debía mover bien mis fichas. Tenía que sacarles información sin que se dieran cuenta. Necesitaba confirmar quién carajos había sido la visitante nocturna.
Me quedé un buen rato sin pegar ojo, con la vana esperanza de que aquella escurridiza chica se apareciera de nuevo. Me haría el dormido, dejaría que se me acerque, y esta vez no la dejaría escapar. ¿Quién se creía que era? No podía pretender aprovecharse de mí a su antojo sin siquiera dar la cara. De hecho, lo que estaba haciendo era lisa y llanamente abuso sexual. No es que me molestara que una adolescente preciosa abusara de mí, pero no dejaba de ser una actitud reprochable. Cuando la tuviera entre mis manos la revolcaría en la cama y me pagaría por toda esa ansiedad que estaba experimentando en ese inusual día.
¡Y qué día! En unas cuantas horas había progresado más de lo que hubiera imaginado. Con Agos ya estaba todo cocinado, y si la del pete había sido otra… uf, tanto mejor, porque eso significaba que eran dos las que tenían ganas de estar conmigo. No pude evitar pensar que quizás estaba lidiando con algo mucho más grande de lo que sería capaz de manejar, cosa que más que una sospecha era una certeza. Pero ya estaba metido en el juego, y no pensaba hacerme el boludo, y dejar todo como si no hubiese pasado nada. Además, no iba a tener ...
... muchas oportunidades como esa: con Mariel a muchos kilómetros de casa, y las tres chicas obligadas a permanecer en la casa conmigo. La tormenta me había venido como anillo al dedo, y lo mejor era que el alerta meteorológico era para todo el fin de semana.
Después de un par de horas de divague, logré dormirme, para despertarme poco después. Mi cansancio me decía que había dormido tres o cuatro horas como mucho. No sabía que hora era, pero ya se escuchaban algunos ruidos en la calle, por lo que imaginé que ya eran al menos las nueve de la mañana. Me pregunté si las chicas se levantarían temprano. Si se habían quedado mucho tiempo en el pijama party, probablemente las vería recién para el mediodía. Además, el día se prestaba para quedarse acurrucado en la cama. Yo mismo no tenía motivos para levantarme tan temprano. Al fin tenía libre un fin de semana y tenía todo el derecho del mundo de haraganear. Pero las circunstancias inusuales del día anterior, y la necesidad de aprovechar cada momento, me hicieron salirme de la cama. Además, si eso contribuía a aumentar, aunque sea un poco, las posibilidades de por fin concretar con mis hijastras, qué me importaba tener un poco de sueño. Es más, no veía mejor manera de pasar mi fin de semana.
La casa estaba todavía oscura. No había señales de ninguna de ellas. Solo Rita que me movía la cola. Le abrí la puerta para que saliera al patio. Esperé a que cagara debajo de un árbol y la volví a meter. Salí a la calle, a tomar un poco de aire y a ...