Mis odiosas hijastras (7)
Fecha: 16/04/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... volver a la realidad durante un rato, pues lo del día anterior había sido tan intenso, y tan maravilloso, que se me había olvidado que era un simple guarda de seguridad que estaba más cerca de los cuarenta que de los treinta, y que estaba sumergido en una pobreza de la que no terminaba de salir. Aun así, mientras caminaba hacia el mercadito, miraba por encima del hombro a los pocos transeúntes que me cruzaba. Me sentía una estrella porno. De esos veteranos que se cogían a pendejas hermosas con sus vergas ridículamente grandes.
La tormenta había dejado muchos destrozos. Incluso había postes y árboles caídos, lo que no vaticinaba nada bueno para lo que quedaba del día. Me di cuenta de que los negocios no habían abierto, por lo supuse que era más temprano de lo que había imaginado en un principio. Llegué al mercadito del barrio, que recién estaba abriendo, y cuyo dueño estaba conectando un grupo electrógeno para dar electricidad al local. Me quedé un rato en la vereda, tomando fresco, mientras le hacía compañía al tipo. Él me contó que el rumor decía que no iba a volver la luz hasta el día siguiente. Además, por la tarde se desataría una nueva tormenta. Quizás no tan virulenta como la del sábado, pero… La señal de internet en cambio sí parecía haber vuelto, pues veía a varias personas escribiendo en sus smartphones, pero de todas formas yo ya no tenía carga en el celular, y si no podía conectar el cargador, no me serviría de nada. De todas formas, eso me gustaba, ya que ...
... contribuiría a que durante la noche tuviera una intimidad similar a la de la noche anterior con mis hijastras.
Compré un poco de pan, unas cuantas velas, y algunas cosas para cocinar a la noche, y volví a casa.
Mientras tostaba el pan en una vieja plancha que encontré en el horno, deseé que Agos se percatara del ruido, o del olor, y bajara a desayunar conmigo, para que pasemos el tiempo a solas. Y para hablar de lo que había pasado ayer. Aunque con esto último debía tener mucho cuidado, porque en realidad no tenía en claro qué era lo que había pasado ayer con ella. ¿Había concluido todo en el infantil carpa que mis hijastras habían armado, o había ido a mi cuarto a darme eso que me había negado en un principio?
Había hecho mucho ruido con las ollas y sartenes que estaban dentro del horno, y Rita había ladrado cuando vio un gato asomarse por la medianera, así que esperaba que la princesita de la casa se diera cuenta de que yo estaba ahí.
No me faltaban ganas de ir a su cuarto, como lo había hecho a la noche. Pero no quería encontrarme con otro fiasco. Era probable que Sami y Valentina estuvieran ahí también, así que mejor me contuve, aunque no me costó poco hacerlo.
De repente escuché que alguien bajaba por las escaleras. Me puse en alerta. ¿Sería Agos que había respondido a mi llamado mental? ¿O sería la dulce Sami que había demostrado disfrutar del tiempo que pasábamos juntos? O quizás…
—Otro día de mierda —dijo Valentina.
Bostezó, abriendo la boca ...