FOLLAMATRIX - Capítulo 5: Mi primer polvo real.
Fecha: 18/04/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: , Fuente: RelatosEróticos
... precioso y semiabierto coño. Repetí la operación con el otro labio, y a continuación sujeté el hielo con solo dos dedos y empecé a pasarlo primero por los labios menores, y después directamente sobre la deliciosa raja. Cuando los gemidos de Rhena fueron a más, le introduje lentamente el hielo en el coño, junto con los dedos.
—Ohhhh, dios… —dijo tras un largo gemido—. Está… ¡ufff…! Está muy frío, pero noto también el calor de tus dedos… sigue… sigue, no pares…
Le introduje los dedos tanto como pude, y los saqué después con la misma lentitud… brillantes y empapados en sus flujos. Lo hice varias veces, y al final no pude contenerme… me llevé el hielo a la boca y lo lamí, saboreando la miel de Rhena.
—Me encanta el sabor de tu coño —le dije, tras sacarme el hielo de la boca limpio y casi deshecho—. Es lo más delicioso que he comido hoy… o, mejor dicho, en toda mi vida…
Ella me sonrió, y vi cómo se estiraba hacia atrás y cogía algo de la mesa. Era una frasca de cristal con un tapón de corcho, que quitó rápidamente.
—¿Qué te parece si te tomas ahora esa copa que me dijiste?
Sin esperar mi respuesta, bajó la mano e inclinó el recipiente entre sus piernas, derramando un poco de líquido sobre su poblado felpudo. Era de color pardo, y un par de gruesos y espesos hilos descendieron desde el rizado vello hasta alcanzar el vértice superior de la vagina. Me abalancé directamente sobre el clítoris, y lamí el líquido con la punta de la lengua, apenas rozando el pequeño ...
... botón del placer de Rhena… aunque lo suficiente para que ella empezara de nuevo a gemir. Se trataba de un licor dulce pero fuerte, que no supe reconocer. Tras un buen rato de trabajarle el clítoris, Rhena vertió un buen chorro directamente sobre su coño, y esta vez planté sobre él toda mi lengua, moviéndola arriba y abajo como un perro sediento. Lamía sin cesar los labios menores y toda la zona circundante, incluso chupé el rizado vello púbico, recogiendo los restos de licor que lo hacían brillar. Los gemidos se fueron transformando poco a poco en jadeos, y el caudal de licor fue aumentando hasta correr por toda su entrepierna, incluso sobre sus muslos. Abrí aquella deliciosa grieta usando ambas manos, y observé extasiado cómo el líquido entraba en sus profundidades y la encharcaba. Puse mis labios sobre ella y bebí directamente de su coño, tal y como le había dicho. Tras tragarme una buena cantidad de dulce alcohol, mezclado con los propios flujos de Rhena, ataqué de nuevo el interior de su rebosante chocho. Moví y giré la lengua como un loco, recorriendo una y otra vez sus deliciosas paredes vaginales. Tras un buen rato comiendo entre aquellas hermosas piernas escuché gritar a Rhena, y noté cómo la carne que estaba lamiendo, dulce y salada a la vez, se contraía sobre mi lengua.
—¡AHHHHHHHHHHHHHHH! No pares… ¡Oh, diooosssss, sigueee, SIGUEEEEEEE!!!
No sólo continué lamiendo, a mayor velocidad si cabe, sino que además de la lengua metí un par de dedos y le follé con ellos ...