Sorel - Relatos Eróticos

Sorel

El viernes estuve en el auditorio a las 2 en punto, cheque los resultados y efectivamente, mi trabajo había pasado a la siguiente ronda, junto con los de otros. Ahora estaba en mi, llegar a la final, así que sin importarme que faltaba media hora para la cita me encamine al auditorio con mi bolsa en la mano.

Quise entrar al auditorio pero la puerta estaba cerrada por dentro, así que toque a la puerta levemente con los nudillos de mi mano, nadie abrió, pero me parecía escuchar ruidos del otro lado de la puerta, lo que me hizo tocar nuevamente pero más fuerte, tardaron un minuto en responder desde el interior, era la voz de Gustavo.

- Quién es?

- Soy Juan, me citaron para hoy!

Dije con voz no muy segura. Se abrió la puerta y Gustavo me dijo:

- Pasa rápido y cambiate, estamos calificando otro trabajo, cuando termines nos esperas, ya casi terminamos, mientras puedes servirte algo de la mesa!

Entre y me encamine al baño, no sin antes percatarme que Antonio y Roberto le hacían una doble penetración a una chica. - La competencia - pensé, vi una mesa con bebidas y una chica morena muy alta y guapa mirando la acción, que me saludo con su mano cuando iba hacia el baño. Era el director!!! Se había transformado y ahora parecía una mujer gigante de ébano, solo le respondí el saludos y fui a cambiarme.

Salí vestido de niña y fui a la mesa de las bebidas. Me serví un vodka con Coca-Cola, y me lo bebí el doble de rápido. Como todos estaban ocupados en sus asuntos se ...

... sentía como si nadie me hubiera notado todavía, lo cual me sentó bastante bien. El vodka hizo su efecto y empecé a sentirme mareado, me quede mirando las duras embestidas a la que era sometida la mujer. ¡Maldita! pensé, ¡bastarda suertuda! pude ver cómo se la estaban cogiendo. Los brazos de Roberto la tenían sujeta de las caderas mientras la embestía una y otra vez. Mientras miraba, la chica levantó las piernas para permitir que Antonio pudiera ir aún más profundo dentro de su culo. Vi a Roberto aprovechar la oportunidad metiéndose firmemente dentro del coño de la mujer que no paraba de gemir. Mis manos bajaron hasta mi entrepierna y comenzaron a acariciar mi verga sobre la tela de la tanga, mientras veía y escuchaba embelesado, y mi propio culo lloraba de excitación y dolor por ser llenado. Estuve allí un par de minutos más, antes de salir corriendo y encontrar el retrete. Me levanté la falda me bajé las bragas y me senté en el wc como una chica, dejando escapar un flujo constante de semen y orina. Mientras lo hacía, y liberada de la excitación y el vodka, me puse cada vez más celoso de la chica. ¡La maldita perra! Seguro que ella sí que lo estaría gozando ahora mismo, pero haría cualquier cosa con tal de ganar ese concurso. Me limpié los restos de semen y luego exploré delicadamente mi entrepierna. Estaba muy sensible, especialmente mi pene. Me puse de pie y me subí las bragas. A pesar de ser delgadas, ligeras y elásticas, mi entrepierna húmeda las hacía sentir muy incómodas. ...