Sorel - Relatos Eróticos

Sorel

... Siguiendo un impulso me las volví a bajar y me las quite. No las tendría puestas más, no por el resto de la tarde. Al salir del baño regresé a la mesa de las bebidas y me serví otro vodka, que desapareció casi tan rápido como el primero, ellos ya habían terminado con la chica, me abrí paso tambaleándome hacia ellos, que ahora estaban conversando tranquilamente, bebiendo con parsimonia y riendo, pensé. "Terminaron con ella, ahora sigo yo, veremos quién gana".

Caminé hacia ellos y llamo mi atención la sonrisa del director y su look de fémina.

- Ven preciosa, soy Sorel, enséñanos que tan agradecida estás; y cuánto más estás dispuesta a hacer para ganar!

Me recibió con voz dulce y con su piel oscura como el azabache y tremendamente atractiva. Tal vez rondaría los treinta años y tenía el porte felino de una pantera. Sólo con verla sentí una reacción instantánea por todas partes, pero especialmente donde más importaba. Mis nalgas se tensaron. Cuando sentí que mi excitación se escurría por mis muslos inmediatamente me alegré de haberme quitado las bragas. Sabía que todos ellos estaban cansados, pero eso no supondría ninguna diferencia. El vodka puede generar confianza, y ciertamente lo hizo. Me acerqué un poco y pude notar que habían estado bebiendo pero no estaban borrachos. En cuanto me vieron me invitaron a quedar en medio de los 4, Sonreí he intenté poner mi mejor cara de no estar segura. Para empezar, no tenia otra salida, vacilé, pero Sorel esbozó una sonrisa ...

... deliciosa.

- Podrías sentarte en mis piernas?

- No creo, eres demasiado alta!

Reí, queriendo hacer precisamente eso y nada más.

Bromearon conmigo, pero estaba parado lo suficientemente cerca para que Sorel me tomara de la mano y me atrajera hacia ella. A esas alturas el efecto del vodka era muy positivo, y sintiéndome muy atrevido me acerqué para sentarme de lado sobre las piernas de Sorel sería un golpe para la chica, «Le mostraré a esa maldita perra que yo no me quedo atrás» pensé. Con delicadeza coloqué mis desnudas nalgas sobre sus piernas, sentándome de lado con un brazo alrededor de su cuello. Casi al mismo tiempo encontré mis dos manos explorando suavemente su cuello. Se sintió bien. Podía sentir que mi culo estaba abierto y jugoso, pegado a sus piernas, pero aún no estaba convencido de que aquél pequeño juego no llegaría tan lejos. Estaba bastante embelesado embriagándome con su perfume, olía a mujer, olía a sexo, cuando empecé a sentir las manos de Sorel acariciando mis muslos, empujando mi falda un poco hacia arriba.

- Y qué pasó con tus bragas?

Preguntó muy divertida.

- Oh… tuve un accidente!

Todos rieron.

- Y lo disfrutaste?

Su mano me apretó ligeramente el muslo y fue más arriba.

Gemí y puse mis manos sobre su fuerte pecho.

- Ojalá hubiera sido así!

Medio reí, nervioso.

- Simplemente... las perdí!

Parece que mi pequeño gemido los había divertido bastante. Sentí que me veían como a una chiquilla que está cachonda.

- Tal vez ...